Secuelas de Malvinas

Secuelas de Malvinas

Historia de un rumor de la posguerra

LA PERDIDA PERLA AUSTRAL. Lorenz, director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, en el paisaje rocoso e inconfundible de la isla Soledad. LA PERDIDA PERLA AUSTRAL. Lorenz, director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, en el paisaje rocoso e inconfundible de la isla Soledad.
29 Octubre 2017

INVESTIGACIÓN

LA LLAMADA

FEDERICO LORENZ

(Edunt - Tucumán)

Se trata de un trabajo historiográfico sobre la guerra de Malvinas. Su autor es actualmente director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, quizás esa situación lo lleva a volver a pensar ese desgraciado suceso: la guerra. Narra con justeza el desconcierto y el horror, que muchos de nosotros vivimos, haciendo un giro sobre los acontecimientos para señalar un hecho común y sintomático de toda guerra: la aparición de leyendas, historias o mitos de guerra, en los que se superponen creencias, falta de información y angustias del colectivo social. Esos rumores, piensa Lorenz, son el reflejo de una conciencia masiva y circulan en la medida en que revelan los resortes más ocultos de una sociedad. Ellos, potenciados por películas, libros, poesías y pinturas, hacen comprensible, o así lo creemos, lo que sucedió. Un relato siempre rompe el silencio y deja a la vista odios, dolor y resentimientos que marcan a un grupo social. La llamada es uno de esos hechos, jamás comprobados, por el cual un soldado de Malvinas, mutilado, se suicida al regresar de la guerra y no ser aceptado por su familia.

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El autor hace pie en ello para mostrar con solvencia lo que aquella sociedad argentina de los 80 todavía ocultaba: no sólo el desatino de llevar jóvenes no preparados a una guerra absurda –que dejó mutilados y discapacitados mentales– sino también un modo de ocultar una dictadura militar responsable de asesinatos y desapariciones cuya existencia recién comenzaba a mencionarse. Se habló entonces de dos guerras implacables: Malvinas y el Estado contra la guerrilla.

El texto, si bien académico, transmite dolor y frustración. Deja una profunda tristeza por aquellos muchachos que no habiendo caído en batalla, no fueron reconocidos a su regreso. Claramente la sociedad los rechazó porque ellos fueron el fiel testimonio de las mentiras, la ineficiencia de los mandos, el ocultamiento de lo que pasó y el fracaso de una comunidad violenta que, en manos de una dictadura militar, también hablaba de política en términos de guerra.

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Quizás el relato de este libro, que muestra una vez más lo sucedido, sirva para remediar este dolor.

© LA GACETA

Cristina Bulacio

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