Crímenes no del todo perfectos

Crímenes no del todo perfectos

Relatos policiales de reconocidas firmas, desde la visión del asesino o la víctima

LA PISTA. El subtìtulo del libro de Abós, Trece thrillers, implica otra búsqueda. LA PISTA. El subtìtulo del libro de Abós, Trece thrillers, implica otra búsqueda.
29 Octubre 2017

ANTOLOGÍA

EL CRIMEN PERFECTO

ÁLVARO ABÓS

(Alfaguara – Buenos Aires) 

En contra de lo que se podría creer -que el crimen perfecto no existe- vale una argumentación: en su perfección, logra que, excepto el criminal (y la víctima, pero ya sabemos que los muertos no hablan), el resto de la humanidad lo ignore como tal. Lo que no se conoce, no es.

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El título El crimen perfecto juega con esa idea. La antología elaborada por Álvaro Abós incluye relatos de firmas reconocidas como David Viñas, María Angélica Bosco, Miguel Briante, Adolfo Pérez Zelaschi, Beatriz Guido y Sergio Sinay (y del propio Abós, práctica que muy bien supieron ejercer Borges y Bioy). El subtítulo Trece thrillers implica otra búsqueda: siete de los autores son nacidos en el primer tercio del Siglo XX, cuando el término thriller no contenía ciertas nociones que se manejan hoy; los cinco restantes, entre los 40, 60 y los 70.

Una idea los atraviesa, y lo dice Abós en el prólogo: “personajes y protagonistas de este libro son en primer lugar los asesinos y en segundo lugar sus víctimas, o viceversa, por lo cual en estas páginas no asoma su sombrero ningún detective privado”, enfoque que José Pablo Feinmann supo abordar en Últimos días de la víctima. Escribió Feinmann en Estado policial y novela negra argentina: “la novela negra argentina no tiene policías ni detectives” porque “el Estado es el responsable”, ya que “si un novelista escribiera una novela donde un policía esté obstinado por la justicia, entonces el país habrá superado algo más que una imposibilidad literaria”.

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Claro que la novela no contiene el concepto de heterogeneidad que se trasluce en una antología, y sí, en este caso se trata de “escritores nativos del planeta policial y visitantes ocasionales de ese vasto territorio”.

Si bien en mucho de estos relatos el autor (del crimen) queda expuesto a la condena, en la mayor parte de ellos lo puramente criminal cede espacio al género como el motor que dinamiza al relato. El lector de policiales podrá o no crear conjeturas a medida que avanza la asimilación de datos. De eso se trata.

© LA GACETA

Hernán Carbonel

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