Sentimiento a plena intemperie

NOVELA

JOYITA

PATRICK MODIANO

(Anagrama – Buenos Aires) 

Una joven sigue los pasos de una mujer que lleva un abrigo amarillo, en el metro, en un bar, junto a una cabina telefónica, a lo largo de calles en barrios remotos de París, en edificios estragados por el tiempo. Cree que esa mujer es su madre, a quien suponía muerta en Marruecos doce años atrás. De esta manera inicia un camino de melancólica reconstrucción, recuperando la memoria de su infancia, o imaginándola, que a los fines de la narración es casi lo mismo. Su trabajo, doloroso, parece sencillo: va tomando del presente situaciones y lugares que cree recordar, mientras malvive en un cuarto de una pensión que antes fue hotel, al que teme volver cada noche, y cuida a una niña que tal vez no sea hija de sus padres.

Diferentes espacios urbanos van apareciendo teñidos por una óptica distinta, acechante, desde la narración de una joven que se desliza por ellos casi como un fantasma invisible. En permanentes retornos discursivos la historia va tomando forma y dejando en claro el tremendo desamparo de una vida carente de rumbo. Es un relato de días sin justificativos y noches en vela, de fotos sacadas del fondo de una caja y puestas en primer plano para completar un rompecabezas.

Esta novela de Patrick Modiano (Premio Nobel de Literatura 2014), permanecía inédita en castellano desde 2001. Joyita es una joven melancólica llamada Martine, pero también es mucho más, a saber: es una niña que una vez dijo una frase en una película, es una actriz que no llegó a ser tal, es la hija de una bailarina que tampoco llegó a serlo, es una mujer que miente o que se inventa una escueta biografía, es la chica que inocentemente acompaña a un traductor que trabaja de noche sintonizando radios lejanas y a una farmacéutica de tinte maternal que llega a su vida para encarnar una metáfora muy precisa, sólo descifrable en la última página de la novela.

Joyita, al mismo tiempo, es un personaje destinado a perdurar en el recuerdo, cuando los detalles de las historias desaparecen y queda nada más que el sentimiento, a plena intemperie.

© LA GACETA

Rogelio Ramos Signes