Disturbios juveniles en un festival en Lules

Disturbios juveniles en un festival en Lules

En los últimos tiempos se han producido episodios violentos que lejos de apaciguarse se renuevan. Las grescas adolescentes, que no siempre toman estado público, han comenzado a cambiar de geografía. El viernes pasado tuvo lugar un festival por el Día del Estudiante en la plaza principal de Lules. La violencia desplazó a la fiesta. Grupos de adolescentes se agredieron física y verbalmente. Los disturbios llevaron a los organizadores a dar por terminado el encuentro cuando aún restaba la presentación del último número musical.

Dos vecinas de esa ciudad enviaron cartas a nuestro diario que fueron publicadas en la edición del lunes. Una de ellas, María Sánchez, contó que aquellos que frecuentan habitualmente la plaza pasaron momentos desagradables a causa de los disturbios. “Corridas, forcejeos y golpes ocurrieron frente a los efectivos de la Policía Municipal, que no hicieron absolutamente nada para poner orden y evitar este escándalo público. ¿Cómo podemos tener un mínimo de tranquilidad al enviar a nuestros niños a los colegios de la zona si no hay gente capaz para cuidarlos?”, afirmó y le solicitó al Gobierno provincial la designación de personal policial para el resguardo de las personas y bienes en los próximos festejos. Otra lectora, Verónica Cabrera Guzmán, dijo que hubo muchos jóvenes golpeados y con diversas lesiones. “La mala organización municipal y la falta de seguridad son los factores que facilitaron este escándalo, que esperemos no se repita porque podríamos lamentar situaciones irreparables de mayor gravedad. El intendente debe hacerse responsable de que así sea”, manifestó.

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El intendente luleño le restó importancia al episodio, mientras que un integrante de la fuerza policial relató que se enfrentaron más de 100 menores de edad y tuvieron que actuar para disolver el disturbio.

Estas peleas entre colegiales datan desde hace tiempo, pero se las dejó correr, tal vez por aquellos de que “son cosas de chicos”. Pero estos incidentes finalmente atrajeron la atención de los adultos cuando el 19 de mayo pasado dos estudiantes del Gymnasium Universitario fueron apuñalados a metros de la esquina de 25 de Mayo y Santiago en medio de una pelea con adolescentes de otros colegios. Uno de ellos recibió un puntazo en el corazón y falleció. Los tres jóvenes acusados del ataque fueron dejados en libertad porque eran menores de edad. El hecho conmocionó a la sociedad y hacía suponer que se generaría un debate a fondo para encontrar soluciones. Mientras tanto, los hechos violentos volvieron a ocurrir en las semanas subsiguientes, pero sin víctimas mortales.

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Estos episodios que ahora han tenido su correlato en Lules y que llegaron a nuestro conocimiento gracias al invalorable aporte de dos lectoras de LA GACETA, constituyen un serio llamado de atención a los adultos. Los chicos son, por lo general, el reflejo de los mayores. Cuando la violencia juvenil sale a calle es porque los canales de comunicación en los ámbitos naturales, es decir en el hogar y en los establecimientos educativos, no están funcionando. Ello obliga a pensar desde todos los ámbitos qué nos está pasando en la sociedad, que parece cada vez más volcada al consumo, a la superficialidad. El dinero nunca puede reemplazar el diálogo y el afecto. Si los adultos no asumen sus responsabilidades, los problemas seguirán creciendo y cuando se desmadren será muy difícil controlarlos y hallarles solución.

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