Cuentos que palpan un “realismo intranquilo”

Cuentos que palpan un “realismo intranquilo”

Libro del autor tucumano premiado por la Fundación El Libro

01 Octubre 2017

CUENTOS

SALIR A LA NIEVE

MÁXIMO CHEHIN

(Fundación El Libro - Buenos Aires)  

Máximo Chehin, tucumano de Aguilares, radicado en Buenos Aires, ha recibido el premio literario, Fundación El Libro, con estos doce cuentos titulados, Salir a la nieve.

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Son historias como formas que remiten a decir la cultura y los conflictos que atraviesan el mundo: espacios de resonancia del lado de acá y del otro lado del océano. Espacialidad que elabora referentes para suponer, conjeturar, sugerir la realidad por la que atraviesa el hombre en diferentes tiempos y épocas.

El lugar común de estas ficciones es el desconcierto; se percibe perturbación, siempre con la presencia ineludible de lo que inquieta. Una realidad que se va tornando ambigua, a veces, más sugerente. Por momentos, el peligro es la amenaza que llega a jugar en el límite con el paroxismo y la obsesión.

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Hay vínculos referenciales con la realidad, pero ésta no busca la efectividad de lo contingente. Su ambigüedad está lograda en el tratamiento del tiempo, con historias del pasado y de otras culturas como ocurre en El sueño de los serbios o en Un destino imposible, estas evidencian ciertos saberes del autor que remiten a otras versiones culturales y a sus tiempos de crisis. Construye una mirada retrospectiva y de allí el discurso sugiere un juicio al presente. En El último tren de la zafra la “zona crepuscular” está en los matices de la desazón; la intriga se constituye mediante un “sobre” que se entrega cada tarde en la que pasa el tren y algo se agita en un pueblo de provincia; la respuesta social está en esa bomba molotov con la que Hernán amenaza vengar a su primo.

Se trabaja con la distorsión de premisas y conjeturas donde lo real se vuelve inseguro, donde la alteración emerge inesperada mediante la mirada de los otros, como en Los juegos crueles.

Cuentos destacables en los que Máximo Chehin propone una nueva categoría local; logra abolir fronteras, opta por lugares urbanos y periféricos que nos conciernen en tanto modelos de captación del mundo.

Un “realismo intranquilo” recomendable.

© LA GACETA

LILIANA MASSARA

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