Hay una “noche” más tranquila en Yerba Buena

Hay una “noche” más tranquila en Yerba Buena

Entre las dos grandes avenidas nacen polos gastronómicos alejados del bullicio y de la congestión de autos.

UN POCO DE TRANQUILIDAD. “La gente quiere bajarse de auto, dejar la llave puesta y tomarse un café mirándolo” (Miguel Gianfrancisco). LA GACETA / FOTOS DE DIEGO ARÁOZ.- UN POCO DE TRANQUILIDAD. “La gente quiere bajarse de auto, dejar la llave puesta y tomarse un café mirándolo” (Miguel Gianfrancisco). LA GACETA / FOTOS DE DIEGO ARÁOZ.-
17 Septiembre 2017

Yerba Buena les ha empezado a huir a sus principales avenidas. Siempre saturadas, siempre llenas de autos y de ruido, siempre bulliciosas, la Aconquija y la Perón están dejando de ser las únicas opciones para sentarse en un bar a tomar un café mirando el atardecer, brindar con una cerveza tirada, disfrutar de un trago de autor escuchando buena música y acompañar la charla con un tapeo. Las opciones se multiplican en el interior de la “ciudad jardín”, en zonas menos transitadas donde se puede volver a la calma del pie del cerro.

Las calles Lobo de la Vega y Moreno, que corren paralelas entre sí de norte a sur, a una cuadra la una de la otra, se están constituyendo en dos polos comerciales y gastronómicos por fuera de las avenidas, pero perfectamente comunicados con ellas. Son las caras opuestas a los nuevos complejos comerciales sobre la Perón.

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“Hay gente que prefiere estar codo con codo en esos bares, pero otros buscan tranquilidad, alejarse del bullicio. Por eso están funcionando muy bien estas propuestas alternativas”, señala Guillermo Monteros, propietario de un bar que se instaló hace poco más de año y medio sobre calle Moreno.

“Fuimos uno de los primeros, o el primero tal vez, y en ese momento era una apuesta muy arriesgada, porque todos los emprendimientos se concentraban en las avenidas. Pero lo hicimos y ahora estamos convencidos de que fue una buena decisión, porque hay mucha gente que quiere más privacidad, estar más tranquila”, añade Monteros, un odontólogo que incursiona por primera vez en la gastronomía.

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Por las galerías

Estos nuevos bares con propuestas para la media tarde y la noche funcionan dentro de galerías comerciales donde comparten espacio con otros locales. “Eso es muy importante; se está viendo que los locales que están solos, más aislados, funcionan menos que los ubicados en las galerías”, sostiene Franco Pisano, otro emprendedor que colgó las escuadras -es arquitecto- para de dedicarse a la gastronomía. Su bar queda en la Lobo de la Vega, a una cuadra de la Perón.

“Nos entusiasma que sigan construyendo galerías y que se instalen más bares, porque lo mejor que nos puede pasar es que se desarrolle un circuito. Claro que no querríamos que se convierta en lo que es el Open o City Place; no porque no esté bueno sino porque, justamente, nuestra propuesta es otra, menos masiva, más tranquilidad...”, explica. Por esa zona se instaló otro bar especializado en tapas y cervezas tiradas.


“El yerbabuenense no va a comprar ni el pan si no se mueve en auto, y eso hace que haya muchísimos vehículos en las calles. Si agarrás tu auto y te vas a tomar algo a los bares de la avenida, seguramente vas a estar varios minutos dando vueltas para estacionar. Al final, terminás renegando. Por eso la gente se está volcando hacia las calles internas, donde puede estacionar y estar más tranquila”, evalúa Miguel Gianfrancisco, que vive desde hace 40 años en Yerba Buena y ha sido testigo del enorme crecimiento de la ciudad en los últimos años.

“La gente quiere bajarse del auto, dejar la llave puesta y tomarse un café mirándolo. Caminar dos pasos y sentarse. Eso en las avenidas ya es imposible, y en estos circuitos alternativos puede volver a hacer eso... al menos hasta ahora”, sostiene Gianfrancisco.

Tanto en la Moreno como en la Lobo de la Vega se siguen construyendo galerías comerciales y en cada una de ellas, uno o más bares. Pero cada local tiene una propuesta distintiva, con platos y bebidas que no se encuentran en los demás; ello permite que cada nuevo emprendimiento potencie los otros y, en definitiva, se constituya el nuevo polo.

“Eso es lo que queremos, que se instalen muchos bares, que haya mucha oferta distinta y que la gente pueda elegir o saltar de bar en bar”, resalta Gianfrancisco y apuesta a pensar que en dos años la zona va a explotar con nuevas propuestas.

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