“La solución (al narcotráfico) es una utopía”

“La solución (al narcotráfico) es una utopía”

Escribió junto con Hernán Lascano el libro Los Monos. La historia de la familia narco que transformó a Rosario en un infierno. En entrevista describe las relaciones de esta banda con las mafias del fútbol, los barrabravas y la policía. Asimismo, expresa cómo juega el oficio periodístico a la hora de cubrir temas tan complejos y cuál es su visión sobre el narcotráfico en la Argentina

la alerta. De los Santos sostiene que “Los Monos” no están en su esplendor, pero advierte que siguen operando. la alerta. De los Santos sostiene que “Los Monos” no están en su esplendor, pero advierte que siguen operando.
27 Agosto 2017

Por Lucía Fortín

- ¿Quién era el “Pájaro” Cantero, uno de los protagonistas del libro?

- El Pájaro Cantero fue uno de los líderes de la banda de “Los Monos” durante bastante tiempo. Fue asesinado el 26 de mayo de 2013 y su muerte provocó una especie de conmoción en la banda porque ellos creyeron que ese asesinato, que se produjo en la puerta de un boliche bailable en Villa Gobernador Gálvez -una ciudad que es vecina de Rosario- era como una especie de final de la banda y que los iba a correr del negocio del narcotráfico. Entonces, lo que decide este clan familiar, denominado “Los Monos”, básicamente es iniciar una serie de venganzas muy feroces, que en una semana se evidencia con cinco asesinatos muy cruentos en las calles de Rosario. Una de las víctimas es Diego Demarre, dueño del boliche en el que matan a Cantero. A Demarre lo persiguen dentro de los Tribunales, donde lo van siguiendo sicarios armados de “Los Monos”. Hasta que en un momento lo pierden por la cantidad de gente que había en los tribunales en ese mediodía y después lo terminan matando a la salida, cuando este hombre iba hacia su casa con su esposa.

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- ¿Cuál es la relación de “Los Monos” con el fútbol?

- Ahí hay lazos también bastante profundos. Por un lado, con jugadores de fútbol y por otro lado con los barrabravas de fútbol. La primera causa judicial más intensa que tienen en contra es una que se relaciona con el fútbol, que es cuando asesinan en el año 2010 a Walter Cáceres, un chico de 14 años, en una emboscada que ejecutan contra la barrabrava de Newell’s. Ellos habían sido “contratados” por otro sector de la barra para eliminar a quien iba en un colectivo, que era Diego “Panadero” Ochoa, y terminan matando en un tiroteo feroz a este chico de 14 años que iba en el mismo vehículo. Después terminan absueltos porque siempre tuvieron muy buenos abogados, y en el juicio no se recolectaron pruebas suficientes para condenarlos. Esa relación con las barras siguió siempre con las barrabravas de Rosario Central y de Newell’s. Después incluso de caer presos, intentaron liderar la barra y eso se evidenció también en la cantidad de muertos que hubo en torno a este tema donde, apenas en seis meses, hubo cinco. Todo aquel que quería liderar la barra era asesinado. Y después fue también tiroteado el vicepresidente de Newell’s en dos oportunidades en su casa, y otro dirigente también emboscado en la calle. Y nosotros incluimos en el libro lo que pasó con la transferencia del jugador Ángel Di María. “Los Monos” dicen, y consta en las escuchas telefónicas que están en el expediente: “Hay que ir a cobrarle a ‘Pillín’ Bracamonte -que es el jefe actual de la barra brava del Central- porque cobró parte de los derechos de formación de Di María por esa transferencia internacional”.

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- ¿Cuánto de complicidad por parte de la Policía hay en su operación?

- “Los Monos” no se pueden concebir sin la participación de la Policía. Incluso lo que nosotros destacamos en el libro es que sin la Policía no podrían haber sido la banda que fueron y en la que se convirtieron. Porque la Policía les daba apoyo permanente en cuanto a datos de todo tipo y sobre todo esos datos servían para toda la logística de la banda. Por ejemplo, en el expediente figuran muchísimas intervenciones en las que la policía provincial le avisa a la banda cuando ingresan móviles de fuerzas federales que van a Rosario, entonces se van desactivando algunos búnkeres, que eran donde se vendía la cocaína que ellos producían. Los cerraban para que no sean allanados.

- ¿Todas las bandas narco funcionan más o menos igual? ¿Cuánto costó entender su funcionamiento desde lo periodístico?

- Costó bastante porque particularmente en el caso de la banda de “Los Monos”, no exportaban drogas, no hacían grandes contrabandos de droga, sino que su negocio era el territorio. Y sobre todo ligado a lo que es el narcomenudeo a través de un sistema de negocios que era el búnker: un lugar fijo que estaba a la vista de todos y que estaba blindado para protegerse de los otros grupos rivales que iban a tirotear esos puntos de venta. En la mayoría de los casos estos lugares estaban abiertos las 24 horas. Estaban atendidos por menores de edad, en la mayoría de los casos, y donde ingresaba una cantidad de dinero infernal; porque por ahí cuando se habla del narcomenudeo lo que pensamos es que se da a baja escala, y esto eran muchísimos puntos de venta con una recaudación permanente que lograron que ellos se convirtieran en una banda millonaria.

- ¿Ya no opera más la banda?

- No funcionan como en el momento de su mayor esplendor, porque la mayoría están detenidos. Pero eso no quiere decir que no sigan operando porque la causa federal que se inicia en noviembre de 2015 surge cuando se descubrió que ellos desde la cárcel, primero con sus teléfonos celulares y después con un teléfono fijo, seguían operando; y que el eslabón principal que estaba en libertad, que eran sus mujeres, seguían manejando los hilos de la banda y del narcotráfico.

- ¿Cómo juega el miedo a la hora de cubrir temas de narcotráfico en la cabeza de un periodista?

- Creo que uno tiene que tener responsabilidad. Nosotros siempre abordamos el tema con respeto, nunca nos metimos en cuestiones personales. Abordamos un tema como el narcotráfico, que es una cuestión muy compleja. Pero en este caso nunca hemos tenido tampoco problemas para trabajar. Lo desarrollamos con total libertad y el miedo siempre existe, pero me parece que también hay que ser responsable a la hora de tratar estos temas.

-¿Se puede resolver la situación actual del narcotráfico en la Argentina?

- La solución es como una utopía. Es un problema que no va a tener un final, sino que incluso sigue siendo incipiente. Por las características de las bandas que hay y que empieza a haber en la Argentina -sobre todo por la posición geográfica del país- es muy preocupante porque, más allá de estas bandas dedicadas al narcomenudeo, al territorio, de las principales ciudades, por ejemplo como en el caso de “Los Monos”, también hay otros grupos que son mucho más sofisticados y que tienen relaciones con bandas del exterior que se dedican a exportar cocaína.

© Adepa

PERFIL

Germán de los Santos es periodista de los diarios La Nación y El Litoral. Es docente de la cátedra de Periodismo de Investigación en la Universidad de Concepción del Uruguay. Fue corresponsal de guerra en 2001 en Afganistán. Por ese trabajo obtuvo un premio internacional de la Cruz Roja Internacional. Ganó el primer premio Adepa 2015 a la mejor investigación periodística por un trabajo realizado sobre narcotráfico.

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