Marcelo Torres propone “Universos en miniatura”

Dentro de cada uno de ellos hay de todo, en pequeño formato. Los sonidos se despliegan constituyendo constelaciones musicales donde la vida respira en distintas formas. Es que en sus “Universos en miniatura”, Marcelo Torres identifica tanto a su último disco como a la propuesta que presentará esta noche en Casa Managua, con marcas esenciales del jazz, de los ritmos afros, de lo contemporáneo y del rock argentino, entre muchas otras inspiraciones.

“Estoy haciendo una gira con todos temas míos y un tributo a Luis Alberto Spinetta, con quien compartimos Los Socios del Desierto. Como toco un bajo de seis cuerdas MIDI, me permite disparar distintos sonidos con una paleta amplia, más algunos loops y voz”, detalla en el diálogo con LA GACETA.

Antes del recital, entre las 16 y las 18.30 y también en Managua, dará una master class de bajo eléctrico para “compartir conocimientos y experiencias recogidas a través de más de tres décadas de actividad”.

-¿Qué quisiste decir con el título del disco?

-No hay un estilo preponderante desde el punto de vista musical, es muy variado. Compongo en formato canción, aunque sean temas solamente instrumentales. Hay una vidala con letra del jujeño Fava Kindgard; hay otras con una línea más rioplatense y otras más difíciles de catalogar y definir estilísticamente. Son universos por donde paso cuando escribo y los recorro en mi show, con pequeñas representaciones de mi espacio musical. Aparecen el rock, el folclore y el jazz, que siempre está en la idea de la improvisación, porque casi todos mis temas la tienen presente.

-Un universo es algo que se contiene en sí mismo...

-Es que todas mis canciones son variadas en cuanto a métrica y a temática. La unidad que tienen es que las ejecuto yo, que son composiciones propias, sean del estilo que sean. Ahí se encuentra el hilo conductor de toda mi música, que no es algo inorgánico, sino que fluye continuamente.

-¿La variedad es fundamental también para la sobrevivencia?

- Exacto, no hay dos temas parecidos entre sí, salvo la identidad del intérprete.

-Esta noche invitaste a Manu Sija a tocar algunos temas. ¿Se conocen de antes?

-Sí, lo conocí primero por algunas cosas que grabó en Internet, y luego fue un poco de casualidad, en una juntada que programaron en el Centro Cultural Kirchner hace algún tiempo. Compartimos un concierto cada uno con su grupo y tocamos juntos tres temas. Armamos una buena onda musical, de mucho respeto mutuo. Hace poco toqué en un recital con él al que me convocó especialmente, y como ahora está en la provincia, lo invito yo. Vamos a interpretar un par de temas: uno va a ser mío y otro, de Spinetta. Manu es un músico con el que da gusto tocar y al que respeto mucho.

-Cuando conformaron Los Socios del Desierto marcaron un rumbo a seguir, en un momento en el que había bastante confusión y mucho ruido.

-Fue en el 93 o 94, agradezco al universo ese momento porque Spinetta ya tenía 25 discos hermosos y tremendos, y estaba en un gran momento creativo. Tomó un proyecto nuevo, con otros músico y lo encaró con una gran integración grupal, dándonos espacio a todos. Su cabeza funcionaba desde otro lugar, nunca sabías cómo venía la cosa y fue algo sorpresivo e increíble.

-¿Cuál es la real influencia de Spinetta en la música argentina?

-El alcance de su influencia no tiene medida, y no sólo dentro del país. El año pasado estuve de gira por Cuba y me sorprendió el respeto y la admiración que tienen por el Flaco músicos que no hacen canciones, sino que están volcados a lo instrumental. Y lo mismo en Colombia, en México y en todos lados. Influyó en la construcción de todo el cuerpo musical latinoamericano, al igual que Charly García y que Gustavo Cerati. Marcaron a artistas que luego hicieron escuela en otros. En la genética de buena parte de la música del continente está Spinetta. Y en la Argentina nos atraviesa a todos. Yo le hago un homenaje permanente e itinerante en mis recitales, con varios temas. Está ahí, en el aire.