Atlético gana, emociona y se ilusiona con la Libertadores

Atlético gana, emociona y se ilusiona con la Libertadores

El "Decano" le ganó sobre la hora a Belgrano con dos del “Pulguita”. Mostró carácter. Los goles.

TITULAR. Di Plácido, que corre con Velázquez, jugó por Romat y lo hizo muy bien.  la gaceta / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO TITULAR. Di Plácido, que corre con Velázquez, jugó por Romat y lo hizo muy bien. la gaceta / FOTO DE JORGE OLMOS SGROSSO
El minuto 92 del partido entrega una imagen tan simple como reveladora: Guillermo Acosta ensaya un pase hacia la derecha que rebota en una pierna “pirata”. Como si fuera de madera, como la de los típicos bárbaros marítimos, la pelota vuelve a la posición del “Bebé” que ejecuta el mismo pase, hacia la misma dirección y para el mismo receptor que había pensado en la jugada previa. Atlético logró la ventaja en el primer tiempo, le empataron en el segundo y en los 35 minutos que le siguieron al gol de Belgrano, chocó y rebotó con una defensa dura y mañera y siguió intentando por los mismos caminos hasta lograr su objetivo: ganar el partido.

Nuevamente, como en sus últimos partidos, dividió su rendimiento en dos partes. En el primer tiempo tuvo sus mejores movimientos en ataque y en defensa. Desde el inicio, y con un gran rendimiento, Leonel Di Plácido, evitó que invocaran a Nicolás Romat, quien quedó afuera por lesión.

El lateral llegaba fácilmente hasta el área visitante que por primera vez en el torneo, tenía un monstruo de tres cabezas ocupándola: Luis Rodríguez, Cristian Menéndez y Fernando Zampedri. Los que más asustaron fueron los dos primeros pero seguramente le dejó conclusiones interesantes a Juan Manuel Azconzábal, de cara a la próxima fecha, también de local.

Una gran combinación entre el “Pulguita” y el “Polaco” posibilitó el primer tanto, ese que generalmente decanta en una victoria para Atlético. En los segundos, llegaría el gol del visitante, casi de la única manera en la que puede expresarse el equipo de Ricardo Zielinski: a través de un miembro de su defensa y por la pelota parada.

El tiempo, que hasta allí pasaba tan lento como da la sensación que lo hace en un reloj de arena, se transformó en un segundero digital y velocísimo. Contra el paso de los segundos, Atlético chocaba y chocaba, y se volvía repetitivo hasta el gran pase de Di Plácido al “Bebé”, seguido de un centro perfecto al “Pulguita”, que marcó su doblete. Esa última jugada, no solo resumió el partido, sino que posibilitó el triunfo. Intentar, intentar e intentar. Casi ciego. Todo para ganar.

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