La cancelación del Megaconcierto de Navidad

La cancelación del Megaconcierto de Navidad

Los resultados suelen reflejar casi siempre si las decisiones tomadas con anterioridad fueron las correctas. En materia musical, la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) no concluirá positivamente el año.

A comienzos del mes en curso se confirmó la cancelación del Megaconcierto de Navidad que es uno de los acontecimientos más esperados de los tucumanos, desde hace 16 años. Hace pocos días se declaró desierto el concurso para elegir el director titular de la Orquesta Sinfónica.

Una funcionaria de la Secretaría de Extensión de la UNT manifestó que tuvieron que elegir entre realizar la 17ª edición del Megaconcierto o elegir al nuevo director de la Orquesta Sinfónica. “Se priorizó hacer el concurso, lo que implica un esfuerzo muy grande, incluso desde lo financiero... Este año nos hemos concentrado en el reordenamiento de la orquesta, para lo cual era fundamentar designar a su director titular y se decidió hacerlo por concurso público”, señaló.

En 1998, como parte de la celebración por el 50° aniversario de la creación de la Orquesta Sinfónica, la UNT tuvo la feliz idea de celebrar el acontecimiento con un megaconcierto en el hipódromo. El público acompañó en su festejo a uno de los conjuntos musicales más queridos que ha prestigiado la cultura en Tucumán. El espectáculo fue un éxito y alentó a las autoridades universitarias a repetirlo en los diciembres sucesivos con motivo de la Navidad.

“La UNT ha iniciado dos jóvenes tradiciones estrechamente ligadas con la distribución amplia y plena de los bienes del espíritu: el Julio Cultural Universitario de mediados de año y el Megaconcierto de fin de año con nuestra Sinfónica. En ambos casos, se busca compartir con todos los ciudadanos la cosecha artística y cultural que todos merecemos disfrutar. Pero estas jóvenes tradiciones sólo son posibles cuando el público -finalidad última de todos nuestros esfuerzos- acepta nuestras propuestas y disfruta de los espectáculos con interés y entusiasmo”, sostuvo en 1999 el entonces rector Mario Marigliano.

El concurso para elegir el conductor del organismo sinfónico no estuvo exento de contramarchas. “Es decisión del jurado que, teniendo en cuenta las contingencias en las que se desarrolló el concurso, como el dispar desempeño de la orquesta o de algunos de sus miembros durante los ensayos; la diferente duración de los mismos; la renuncia de un miembro del jurado, así como también la no presentación de dos de los cinco concursantes, ha llevado a la imposibilidad de juzgar ecuánimemente a los postulantes, por lo que el jurado resuelve declarar desierto el concurso”, expresa el dictamen que resolvió el procedimiento sobre la cobertura del director de la orquesta.

Para no dejar a los tucumanos sin el tradicional Megaconcierto, se pudo tal vez haber programado de otra manera ambas actividades, confiándole, por ejemplo, su realización a la Orquesta Juvenil, a los coros de la UNT y a solistas locales. Seguramente, el público habría apoyado con igual entusiasmo el concierto que, por su espíritu solidario, va más allá de lo musical. Así, entonces, nos parece desafortunada la cancelación del Megaconcierto. Queda la impresión de que hubo desorganización, imprevisión, burocracia y que no se hizo el esfuerzo suficiente como para evitar la suspensión o tal vez se sabía ya de antemano, cuando se lanzó el concurso, que no iba a realizarse este acontecimiento musical por los argumentos luego esgrimidos.

Nunca es bueno cortar una tradición. En 2015, la Sinfónica se quedó sin el pan, y el público, sin la torta.

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