El mal estado del tramo El Infiernillo-Amaicha

LA  GACETA
Por LA GACETA 09 Diciembre 2015
Es esencial no sólo para llegar de un punto a otro, sino que está estrechamente vinculada con el desarrollo económico y turístico de una sociedad. Todas las comunidades conocen la importancia de tener una ruta -que se halle en buen estado- para comunicarse con otras localidades. La ruta provincial N° 307 que conduce a los Valles Calchaquíes, ha cobrado una gran importancia en las últimas décadas por el fuerte impulso en el turismo que se le dio a Tafí en los años ‘90. Esa villa se ha urbanizado y ha adquirido una vida comercial inusitada. Desde Acheral hasta El Infiernillo, el camino se halla, en general, en buenas condiciones, pero a partir de allí hasta Amaicha del Valle, desde hace una década atrás aproximadamente, está muy deteriorado.

Semanas atrás, un lector nos hizo llegar fotos que mostraban sectores sin pintar y con escasa señalización, además de obstáculos naturales que complican la circulación, como piedras sueltas en el asfalto o yuyos a los costados.

En enero de 2012, una cronista de nuestro diario recorrió en toda su extensión la ruta N° 307. Nada ha cambiado desde entonces. Las rajaduras, los baches o la súbita desaparición del pavimento se prolongan desde El Infiernillo hasta Amaicha. Ese tramo de más de 50 kilómetros carece de contención, de banquinas, de señalización, de controles y tampoco se puede pedir auxilio en caso de sufrir un desperfecto. En varios partes, el peso de los camiones y ómnibus ha ocasionado ondulaciones en el asfalto que pueden producir la pérdida de control a quienes circulan a alta velocidad.

En 2007, el Gobierno provincial firmó un convenio con Vialidad Nacional para la concreción de obras por $150 millones. Para la ruta 307 se destinaron $61 millones. Se dijo que se repavimentaría desde Tafí del Valle hasta Colalao del Valle. En marzo de 2008, el mal estado de la carretera en ese tramo, causó la preocupación de empresarios, comerciantes y habitantes de Amaicha y de la ciudad catamarqueña de Santa María. Señalaban que todos los días sufrían graves trastornos para trasladarse y que temían que este problema impactara en forma negativa en la actividad turística.

La ruta que une Acheral con Amaicha del Valle fue habilitada el 17 de enero de 1943. El camino comenzó a construirse el 23 de septiembre de 1940 y se inició simultáneamente de los extremos. El costo del camino de 118,5 kilómetros fue de $3,5 millones.

Pero no sólo este tramo permanece en el olvido de los gobernantes. A fines de 2013, se abrió al tránsito la ruta provincial 352, que conecta Hualinchay (a 18 km de San Pedro de Colalao) con Colalao del Valle. Se trata de un camino de ripio, sin obras de arte como alcantarillas ni muros de contención, que permite llegar de una forma más directa a Colalao y, al mismo tiempo, disfrutar de un paisaje encantador. Esta ruta, de 88 km, es fundamental para el turismo y para la economía, si se tiene en cuenta además la creciente producción de vino en esa localidad destinada a convertirse en un polo de atracción. Aún resta construir el puente sobre el río Santa María para llegar a Colalao.

Sería importante que el actual gobierno diseñara una política de Estado en materia turística, de manera que, por ejemplo, los amaicheños y los colaleños no tuvieran que esperar varios años más para la reparación de la ruta o para la construcción de un puente.

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