Son testigos del tiempo. Embellecen las ciudades, los pueblos. Encarnan el homenaje de una sociedad a sus ciudadanos destacados. No molestan. Al contrario, suelen ser víctimas de los inadaptados. “Las estatuas son lo que fuimos, somos nosotros, nuestra frente que miraba las olas, nuestra materia a veces interrumpida, a veces continuada en la piedra semejante a nosotros”, escribió el chileno Pablo Neruda. En Tucumán, el vandalismo con las obras de arte emplazadas en espacios públicos suele ser frecuente.
En enero pasado, por ejemplo, la réplica de la escultura “Homenaje al sánguche de milanesa”, del artista tucumano Sandro Pereira, emplazada en 2013 en la esquina de Mate de Luna y Pellegrini, fue blanco de los depredadores urbanos.
Pero también el Estado está en deuda con el mantenimiento y la reparación de monumentos de gran valor artístico, como sucede con el complejo escultórico de Juan Bautista Alberdi, realizado por Lola Mora (1866-1936), ubicado en la plaza que evoca al autor de Las Bases. Desde hace tiempo, a una de las figuras femeninas le faltan casi todos los dedos de la mano. Una suerte parecida corre “Parábola”, escultura de Pompilio Villarrubia Norri (1886-1966), que se encuentra en la plazoleta que lleva el nombre Alfredo Gramajo Gutiérrez, uno de los pintores tucumanos de proyección nacional e internacional, nacido en Monteagudo. Está emplazada frente al Cementerio del Norte. Inicialmente, la imponente obra fue colocada en la plaza Independencia, donde permaneció entre 7 de diciembre de 1911 y julio de 1928.
Las esculturas reflejan, por otro lado, nuestra vocación militarista, porque la gran mayoría evoca a militares que se destacaron en la lucha por la independencia. Pocas son las que evocan a artistas, profesionales, científicos, que han prestigiado a Tucumán a nivel nacional e internacional. La lista sería larga, por cierto.
Otro tanto sucede, por ejemplo, en Tafí Viejo, cuna de músicos, poetas y de personajes populares que forman parte de su historia, como la recientemente fallecida Nina Velárdez. El 24 de septiembre pasado, se cumplieron 30 años de la muerte de Osvaldo “Chichí” Costello, uno de los compositores de mayor proyección en el folclore, que bien merecería a esta altura un busto, así como la grabadora Ernestina Salazar, el escenógrafo Hernani Bomba, el cura David Dip, los médicos Francisco Contino y Pedro Solórzano, por mencionar solo algunos ciudadanos destacados. Da pena, por otro lado, ver el estado de abandono de la escultura que evoca el centenario de Tafí Viejo, realizada por Rodolfo Abella, emplazada en la avenida Alem.
Para concretar estos homenajes, se podría recurrir a escultores con trayectoria o darles también la oportunidad a estudiantes avanzados de la Escuela de Bellas Artes o de la Facultad de Artes. Por otro lado, los municipios deberían destinar un presupuesto específico para la reparación y el mantenimiento de sus estatuas y monumentos. El Estado está obligado a reparar los bienes públicos que se estropeen, pero es necesario que se profundice también en la instrucción cívica. Una buena parte de los tucumanos carece de identidad o de un sentido de pertenencia, y no asume que los bienes sociales son de todos y, en consecuencia, debemos cuidarlos. A más educación, menor vandalismo y mayor reconocimiento con ciudadanos destacado de nuestra sociedad.
En enero pasado, por ejemplo, la réplica de la escultura “Homenaje al sánguche de milanesa”, del artista tucumano Sandro Pereira, emplazada en 2013 en la esquina de Mate de Luna y Pellegrini, fue blanco de los depredadores urbanos.
Pero también el Estado está en deuda con el mantenimiento y la reparación de monumentos de gran valor artístico, como sucede con el complejo escultórico de Juan Bautista Alberdi, realizado por Lola Mora (1866-1936), ubicado en la plaza que evoca al autor de Las Bases. Desde hace tiempo, a una de las figuras femeninas le faltan casi todos los dedos de la mano. Una suerte parecida corre “Parábola”, escultura de Pompilio Villarrubia Norri (1886-1966), que se encuentra en la plazoleta que lleva el nombre Alfredo Gramajo Gutiérrez, uno de los pintores tucumanos de proyección nacional e internacional, nacido en Monteagudo. Está emplazada frente al Cementerio del Norte. Inicialmente, la imponente obra fue colocada en la plaza Independencia, donde permaneció entre 7 de diciembre de 1911 y julio de 1928.
Las esculturas reflejan, por otro lado, nuestra vocación militarista, porque la gran mayoría evoca a militares que se destacaron en la lucha por la independencia. Pocas son las que evocan a artistas, profesionales, científicos, que han prestigiado a Tucumán a nivel nacional e internacional. La lista sería larga, por cierto.
Otro tanto sucede, por ejemplo, en Tafí Viejo, cuna de músicos, poetas y de personajes populares que forman parte de su historia, como la recientemente fallecida Nina Velárdez. El 24 de septiembre pasado, se cumplieron 30 años de la muerte de Osvaldo “Chichí” Costello, uno de los compositores de mayor proyección en el folclore, que bien merecería a esta altura un busto, así como la grabadora Ernestina Salazar, el escenógrafo Hernani Bomba, el cura David Dip, los médicos Francisco Contino y Pedro Solórzano, por mencionar solo algunos ciudadanos destacados. Da pena, por otro lado, ver el estado de abandono de la escultura que evoca el centenario de Tafí Viejo, realizada por Rodolfo Abella, emplazada en la avenida Alem.
Para concretar estos homenajes, se podría recurrir a escultores con trayectoria o darles también la oportunidad a estudiantes avanzados de la Escuela de Bellas Artes o de la Facultad de Artes. Por otro lado, los municipios deberían destinar un presupuesto específico para la reparación y el mantenimiento de sus estatuas y monumentos. El Estado está obligado a reparar los bienes públicos que se estropeen, pero es necesario que se profundice también en la instrucción cívica. Una buena parte de los tucumanos carece de identidad o de un sentido de pertenencia, y no asume que los bienes sociales son de todos y, en consecuencia, debemos cuidarlos. A más educación, menor vandalismo y mayor reconocimiento con ciudadanos destacado de nuestra sociedad.








