20 Septiembre 2015
La Corte Suprema de Justicia de Tucumán ha salvado las elecciones del 23 de agosto pasado. Según el tribunal, los comicios son válidos y, por lo tanto, los ganadores deben ser proclamados (cayo la cautelar que estaba vigente). Esta decisión, que tuvo lugar en el ámbito de un juicio iniciado por el frente opositor Acuerdo para el Bicentenario, beneficia en primer lugar a los oficialistas Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, respectivos gobernador y vicegobernador electos.
El alto tribunal revocó por unanimidad la sentencia de la Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo que había anulado los comicios. Integraron la Corte los vocales titulares René Goane (decano y preopinante) y Daniel Posse, y los camaristas civiles Carlos Ibáñez, Benjamín Moisá y Raúl Bejas. Los últimos tres intervinieron por la excusación de los vocales Antonio Gandur, presidente de la Junta Electoral Provincial, y Claudia Sbdar, que se inhibió por enemistad manifiesta con Arnaldo Ahumada, abogado del Acuerdo para el Bicentenario. El quinto vocal titular de la Corte, Antonio Estofán, está de viaje por Europa.
El fallo de la Corte ha tirado por tierra la decisión de los camaristas Salvador Ruiz y Ebe López Piossek. El 16 de septiembre, ambos habían decidido que había que volver a votar: una sentencia sin precedentes en la historia local y nacional.
Aquel fallo conmocionó el escenario político e institucional del país. Ese mismo miércoles, partidarios del Frente para la Victoria ocuparon la plaza Yrigoyen, frente al Palacio de Justicia, para exigir la revocación del pronunciamiento. Otro grupo se estableció en una porción de la plaza Urquiza, en Barrio Norte, y cortó la calle 25 de Mayo. Ambas concentraciones celebraron la sentencia de la Corte como si hubiesen ganado otra vez las elecciones. El alto tribunal se pronunció en un clima inédito de tensión. Por un lado, los jueces Ruiz y López Piossek fueron escrachados en la vía pública, y desconocidos apedrearon la casa de la camarista. Dirigentes del Frente para la Victoria denunciaron penalmente a esos jueces y anunciaron que iban a promover su destitución.
El viernes, Carlos Kunkel, diputado nacional kirchnerista, advirtió que si la anulación no era revertida, el Gobierno iba a intervenir la Justicia de Tucumán. En medio de tales manifestaciones, los kirchneristas apostados en la plaza Yrigoyen pintaron consignas como "Muerte a los traidores" en la fachada del Palacio de Justicia, y empapelaron la entrada con carteles y banderas de dirigentes oficialistas.
El fallo de la Corte de Tucumán aún puede ser recurrido. El Acuerdo para el Bicentenario, que sostiene la existencia de un fraude electoral integral y sistémico, anticipó que presentará el recurso extraordinario para que el caso llegue ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Si esta vía fracasa -el alto tribunal local debe habilitarla-, la oposición aún tiene la posibilidad de intentar un recurso de queja por extraordinario denegado directamente ante la Corte nacional. Ese estrado puede, a su vez, rechazar el juicio o, aún admitiéndolo, pronunciarse en un plazo indefinido de tiempo.
El alto tribunal revocó por unanimidad la sentencia de la Sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo que había anulado los comicios. Integraron la Corte los vocales titulares René Goane (decano y preopinante) y Daniel Posse, y los camaristas civiles Carlos Ibáñez, Benjamín Moisá y Raúl Bejas. Los últimos tres intervinieron por la excusación de los vocales Antonio Gandur, presidente de la Junta Electoral Provincial, y Claudia Sbdar, que se inhibió por enemistad manifiesta con Arnaldo Ahumada, abogado del Acuerdo para el Bicentenario. El quinto vocal titular de la Corte, Antonio Estofán, está de viaje por Europa.
El fallo de la Corte ha tirado por tierra la decisión de los camaristas Salvador Ruiz y Ebe López Piossek. El 16 de septiembre, ambos habían decidido que había que volver a votar: una sentencia sin precedentes en la historia local y nacional.
Aquel fallo conmocionó el escenario político e institucional del país. Ese mismo miércoles, partidarios del Frente para la Victoria ocuparon la plaza Yrigoyen, frente al Palacio de Justicia, para exigir la revocación del pronunciamiento. Otro grupo se estableció en una porción de la plaza Urquiza, en Barrio Norte, y cortó la calle 25 de Mayo. Ambas concentraciones celebraron la sentencia de la Corte como si hubiesen ganado otra vez las elecciones. El alto tribunal se pronunció en un clima inédito de tensión. Por un lado, los jueces Ruiz y López Piossek fueron escrachados en la vía pública, y desconocidos apedrearon la casa de la camarista. Dirigentes del Frente para la Victoria denunciaron penalmente a esos jueces y anunciaron que iban a promover su destitución.
El viernes, Carlos Kunkel, diputado nacional kirchnerista, advirtió que si la anulación no era revertida, el Gobierno iba a intervenir la Justicia de Tucumán. En medio de tales manifestaciones, los kirchneristas apostados en la plaza Yrigoyen pintaron consignas como "Muerte a los traidores" en la fachada del Palacio de Justicia, y empapelaron la entrada con carteles y banderas de dirigentes oficialistas.
El fallo de la Corte de Tucumán aún puede ser recurrido. El Acuerdo para el Bicentenario, que sostiene la existencia de un fraude electoral integral y sistémico, anticipó que presentará el recurso extraordinario para que el caso llegue ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Si esta vía fracasa -el alto tribunal local debe habilitarla-, la oposición aún tiene la posibilidad de intentar un recurso de queja por extraordinario denegado directamente ante la Corte nacional. Ese estrado puede, a su vez, rechazar el juicio o, aún admitiéndolo, pronunciarse en un plazo indefinido de tiempo.