28 Junio 2015
CARENCIAS. Burzaco criticó las fallas de los organismos de control. DYN (archivo)
MAR DEL PLATA.- Especialistas y sindicalistas participaron ayer de la segunda jornada de la Semana Social de la Iglesia en Mar del Plata. Este tradicional espacio de diálogo y discusión que esorganizado por la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas) concluirá hoy.
En este contexto, el narcotráfico fue uno de los temas principales de la agenda de debates. En este sentido, los participantes dijeron que el Estado argentino “es débil” para combatirlo. También señalaron que el narcotráfico es un “problema globalizado” que deben afrontar los países donde las víctimas “son vaciadas de derechos”, según las conclusiones a las que arribaron los participantes de un panel que debatió sobre Drogadicción y Narcotráfico.
El ex jefe de la Policía Metropolitana porteña Eugenio Burzaco dijo que, “en los últimos 15 años en materia de Narcotráfico, en Buenos Aires el aumento fue constante. La decomisación, por ejemplo, aumentó un 800 por ciento en diez años”, sostuvo Burzaco y agregó que “hay una presencia débil del Estado; hay una fuerte presencia de narcotraficantes; en la Argentina hay facilidad de lavado de dinero; los organismos de control como la Sedronar tienen muchas carencias; y hay fallas en la cooperación internacional”.
En tanto que Alfredo Pou, dirigente de la CGT Mar de Plata, indicó que “el consumo y el problema de drogadicción y narcotráfico no es sólo nacional, sino que es un problema globalizado” y admitió que esta problemática “se acciona contra los más vulnerables: niños y jóvenes”.
Al referirse a los pilares de la lucha, describió: “El trabajo digno es el medio para alcanzar el desarrollo personal y de la familia. Programas de empleo digno para la reinserción”.
Por último, Patricia Messio, de la Secretaría Asistencia y Prevención de trata de personas del Gobierno de Córdoba, sostuvo que “las víctimas son llevadas a ser adictos. Son vaciadas de derechos, por eso hay que hablar de inserción y no de reinserción, porque nunca pudieron insertarse”.
“Es una responsabilidad pública inmensa. No nos olvidemos de la vulnerabilidad afectiva: las víctimas quedan con miedo a recibir cariño”, dijo Messio, y recomendó que “no hay que hablar del total de víctimas, porque si no terminamos hablando de un número, y no tratamos a cada persona.” (DyN)
En este contexto, el narcotráfico fue uno de los temas principales de la agenda de debates. En este sentido, los participantes dijeron que el Estado argentino “es débil” para combatirlo. También señalaron que el narcotráfico es un “problema globalizado” que deben afrontar los países donde las víctimas “son vaciadas de derechos”, según las conclusiones a las que arribaron los participantes de un panel que debatió sobre Drogadicción y Narcotráfico.
El ex jefe de la Policía Metropolitana porteña Eugenio Burzaco dijo que, “en los últimos 15 años en materia de Narcotráfico, en Buenos Aires el aumento fue constante. La decomisación, por ejemplo, aumentó un 800 por ciento en diez años”, sostuvo Burzaco y agregó que “hay una presencia débil del Estado; hay una fuerte presencia de narcotraficantes; en la Argentina hay facilidad de lavado de dinero; los organismos de control como la Sedronar tienen muchas carencias; y hay fallas en la cooperación internacional”.
En tanto que Alfredo Pou, dirigente de la CGT Mar de Plata, indicó que “el consumo y el problema de drogadicción y narcotráfico no es sólo nacional, sino que es un problema globalizado” y admitió que esta problemática “se acciona contra los más vulnerables: niños y jóvenes”.
Al referirse a los pilares de la lucha, describió: “El trabajo digno es el medio para alcanzar el desarrollo personal y de la familia. Programas de empleo digno para la reinserción”.
Por último, Patricia Messio, de la Secretaría Asistencia y Prevención de trata de personas del Gobierno de Córdoba, sostuvo que “las víctimas son llevadas a ser adictos. Son vaciadas de derechos, por eso hay que hablar de inserción y no de reinserción, porque nunca pudieron insertarse”.
“Es una responsabilidad pública inmensa. No nos olvidemos de la vulnerabilidad afectiva: las víctimas quedan con miedo a recibir cariño”, dijo Messio, y recomendó que “no hay que hablar del total de víctimas, porque si no terminamos hablando de un número, y no tratamos a cada persona.” (DyN)
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