La mayoría busca un alivio rápido y fácil

La mayoría busca un alivio rápido y fácil

El 90% que va al médico por un dolor ya consumió analgésicos.

03 Mayo 2015
Basta con mirar alrededor nuestro para encontrar muchas personas que alguna vez sufrieron dolor. Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor, una persona de cada cinco sufre dolores crónicos de moderados a fuertes y el dolor vuelve a un individuo de cada tres incapaz de desarrollar una vida independiente. Más allá del componente físico del dolor, el dolor crónico compromete la psiquis de las personas, alterando su capacidad de pensar, de razonar, de organizarse, de planificar su vida. Compromete tanto a las personas que puede llegar a incapacitarlas.

Así arranca su exposición el médico Maximiliano Müller, jefe de la Unidad de Tratamiento del Dolor del hospital Padilla. Por año reciben unas 3.000 consultas. Y la demanda va en aumento.

“Frente al dolor la mayoría de las personas busca la respuesta más fácil, que en estos días es un comprimido analgésico. Esto es una verdadera problemática, algo que se nos fue de las manos, porque muchas de estas pastillas son de venta de libre. El drama es que los antiinflamatorios pueden ser un arma de doble filo, especialmente cuando hablamos de dolores crónicos.

Según describe Müller, el 90% de los que acuden a un médico por un dolor ya consumieron analgésicos (muchos lo hacen en forma crónica) y lo hicieron de una forma inadecuada; es decir, tomaron dosis mayores a las que se puede.

“No solo hay un problema con la automedicación. Tampoco los médicos somos buenos prescriptores de analgésicos o no hacemos una prescripción racional. Por eso, nosotros, desde el hospital propusimos hacer una auditoría de los tratamientos que se hacen con estos fármacos. La idea es extenderlo también a otros nosocomios. Es un problema de salud muy importante. Otra cosa que queremos hacer es poner módulos sobre el dolor en la carrera de medicina porque no hay una buena formación académica sobre esto”, precisa el experto.

“Lo primero que debemos hacer antes de dar una pastilla es entender qué está produciendo el dolor”, sostiene.

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