“Nada nos iba a impedir seguir funcionando juntos como padres”

“Nada nos iba a impedir seguir funcionando juntos como padres”

20 Diciembre 2014
Rocío Joaquín hoy ronda los 30 años. Sus padres se separaron cuando tenía 7 y su hermana mayor, Dulcinea, dos más que ella. Lo más interesante de esta historia es que... ¡tiene un presente feliz!

Graciela Cárdenas, mamá de Rocío y de “Dul”, da una pista de cómo esto fue posible. “La decisión de separarnos fue una decisión adulta. Su padre y yo la tomamos después de hablarlo mucho. No fue fácil de tomar, pero sí serena y consensuada. Y una de las cosas en las que sí estábamos de acuerdo fue (y sigue siendo) que nada nos impediría seguir funcionando juntos como padres”, cuenta Graciela.

La complicidad entre las dos mujeres se transparenta en las miradas. Por eso Rocío sonríe relajada y relata cómo vivió ella esos días: “me acuerdo que los sillones del living estaban en una posición rara. Papá se sentó con nosotras y nos dijo con mucha tranquilidad que no iba a vivir más en la casa, pero que todo estaba bien. Nada de esas cosas terribles como ‘ustedes no tiene la culpa, esto es entre su madre y yo’.... nada de eso. Solo que todo estaba bien; nada más que un poco diferente”, cuenta y en su mirada no se percibe que haya habido dolor. “De hecho, ese domingo volvimos a almorzar los cuatro y la abuela Coca (la mujer a la que Graciela sigue llamando con amor ‘mi suegra’) como si fuera un domingo más; y eso siguió siendo más o menos así”.

Ensamblar familias
“La clave -había reflexionado antes la madre- es pensar con la cabeza abierta. Y esa apertura la aprendí con mi padre: la primera persona que llamaba a la puerta en fechas como preguntando ‘tiene algo que me dé’ era invitada a cenar con nosotros en Navidad. Y era uno más en la familia. La de mi infancia, aunque mis padres no se separaron, siempre fue una familia ensamblada”.

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