Orion dio un pequeño paso para que la humanidad pueda llegar al planeta rojo

Orion dio un pequeño paso para que la humanidad pueda llegar al planeta rojo

La NASA recobró el protagonismo en la carrera espacial con un exitoso vuelo de prueba hacia el espacio profundo. Un paso más cerca de Marte

EL MÁS PODEROSO. La cápsula Orion, que en un futuro podría llevar astronautas a Marte, despegó a bordo del cohete Delta 4 Heavy, actualmente el mayor propulsor de la flota de Estados Unidos, desde Florida. reuters EL MÁS PODEROSO. La cápsula Orion, que en un futuro podría llevar astronautas a Marte, despegó a bordo del cohete Delta 4 Heavy, actualmente el mayor propulsor de la flota de Estados Unidos, desde Florida. reuters
06 Diciembre 2014
Es difícil imaginar cómo habrán hecho los expertos de la NASA para conciliar el sueño el jueves por la noche. Ese día, todo el equipo que integra el programa espacial Orion, después de ocho años de trabajo, tuvo que volverse a su casa sin la foto y sin el brindis. El viento, el mal clima y un pequeño error en el sistema de propulsión habían tirado baldazos de agua fría sobre la operación. “Ocho años y un día más”, habrán pensado antes de dejar las oficinas. Pero ayer, tras la espera, finalmente lo lograron y la misión no tuvo ni una mínima fisura.

A las 9.05 (hora argentina) el cohete Delta 4 Heavy despegó de entre una columna de humo, fuego y ansiedades desde la plataforma estadounidense de Cabo Cañaveral. El vehículo fue el encargado de llevar la novísima cápsula Orion al espacio profundo: en apenas 17 minutos llegó hasta una altitud de 5.800 kilómetros, más de diez veces la de la actual Estación Espacial Internacional (ISS). Al alcanzar esa distancia, Orion dio dos vueltas alrededor de la Tierra y emprendió la parte más difícil de la aventura: regresar a nuestro planeta a una velocidad de 32.000 kilómetros por hora, virtualmente convertida en una bola de fuego que luego amerizó (la palabra que se usa para describir un “aterrizaje” en el mar) en el océano Pacífico.

Cuatro horas y media duró este viaje, que en realidad fue un vuelo de prueba. Los científicos de la NASA necesitaban probar si la cápsula Orion sería capaz de resistir la intensa radiación del espacio y si su escudo de cinco metros de espesor soportaría el calor generado durante el descenso, teniendo en cuenta que, en un futuro, la cápsula será tripulada por hasta 12 astronautas. Orion superó con comodidad las pruebas, soportando temperaturas de hasta 2.200 grados centígrados, el doble del calor que irradia la lava líquida. Ese casco protector, además, le permitió mantener a resguardo el complejo sistema informático que viaja a bordo de la cápsula, y que registró todos los datos de su primer vuelo no tripulado.

Orion logró internarse en el espacio más que cualquier otra nave en los últimos 40 años, consignó la agencia Dpa. Once paracaídas especiales ayudaron a disminuir progresivamente la velocidad desde los 32.000 km/h hasta los 32 km/h a los que finalizó su danza en el aire. Este descenso paulatino de velocidad también fue uno de los desafíos ya que, cuando lleve humanos en su interior, el cambio no podría ser extremadamente brusco.

Miles de personas se apostaron en las carreteras a lo largo de varios kilómetros alrededor del puerto espacial para ver el lanzamiento. La última vez que una multitud así se reunió para un evento similar fue para el despegue de un transbordador espacial, que dejó de volar en 2011, informó Reuters. Es que Orion marca un nuevo hito en la carrera de la humanidad hacia la conquista del espacio: desde el final del programa lunar Apolo (en 1972), los astronautas sólo han volado a unos pocos kilómetros de la Tierra.

Comentarios