De eso no se habla

De eso no se habla

Distintos sectores de la ciudadanía guardan una estrecha complicidad con los principales actores de la política. No los unen la pasión, ni los votos ni los proyectos sino el miedo al castigo. La ruta de la desconfianza

De eso no se habla
Desentrañar la verdad de lo que pasa en la Dirección de Producción y Saneamiento Ambiental (Dipsa) de la Municipalidad de Capital es tan complicado como determinar los montos exactos de la especulación financiera que tiene como principal implicado a Jorge Rigourd.

En el caso del organismo municipal hay una certeza absoluta: se pidieron coimas para entregar a cambio certificados municipales que habilitan a determinados comercios. Desde el intendente Domingo Amaya hasta el ciudadano más desprevenido no fueron sorprendidos por esta información. El lord mayor se lamentó de los episodios y dijo la frase más triste de la semana cuando agradeció a los empresarios y a los comerciantes por animarse a hacer denuncias.

Animarse a algo implica darle energía a alguien. La Real Academia Española sugiere que significa darle energía moral. Se puede interpretar que en este Tucumán el miedo a la extorsión o a la represalia es más fuerte que la verdad o que las leyes. Así una persona que ha sido violentada en su ética o en su vida personal debe tener valor (debe animarse) para recurrir a la Justicia cuando en realidad debía ser la mecedora que calma porque va a hacerle valer sus derechos.

Peor aún es que cuando algunos de esos “valientes” estuvieron frente a un fiscal, no pudieron admitir que pagaron dinero a los inspectores. Es obvio que nadie puede declarar en su contra, pero en este caso el cohecho va a ser complicado de comprobar. Y, así en la complicidad, la sociedad y los funcionarios se muerden la cola con tal de no mejorar las instituciones y, por lo tanto, la vida diaria.

Tal vez por ello las encuestas que tanta vida les dan a los políticos nunca reflejan la corrupción como una preocupación fundamental.

En los ámbitos políticos la asquerosidad propia de la corruptela ya no se huele. El razonamiento que hubo a raíz del caso Dipsa estuvo lejos de la preocupación por el cohecho. El correlato fue el siguiente. El secretario de Gobierno de la Municipalidad, Germán Alfaro, había hablado de un aval a la corrupción por parte de las autoridades gubernamentales. Luego salió a la luz justamente el caso de corrupción en la Dipsa, organismo municipal. Apenas trascendió el hecho, la Justicia actuó con celeridad. Alfaro llegó a decir -¿con ironía tal vez?- “vi mucha predisposición” en el fiscal Washington Navarro Dávila. En Casa de Gobierno disfrutaron de ver a los funcionarios municipales ocupados en este tema de supuestos sobornos donde, además, se pierden documentos.

En síntesis: Para el sector político esta fue una gran operación en la que desde el alperovichismo se trató de castigar a quienes ofendieron. Desde otro lado se ve a la Justicia actuando con celeridad porque es un tema que interesa al Ejecutivo que dejó su hombre en el Ministerio Público Fiscal. Durante la semana fue imposible obtener como razonamiento la alegría de que la Justicia cumpla con su obligación y de que se destape una olla en la que hay empleados y empresarios que se ponen de acuerdo para burlar la ley. Todo quedó reducido a una operación. En ese razonamiento terminaron devaluados el Poder Ejecutivo, la Municipalidad y la Justicia.

En ese marco real que ningún político ni funcionario se animó a describir ni denunciar, en voz alta, salvo sugerencias, es muy difícil animarse.

La mesa del desánimo
Los más desanimados durante la semana son aquellos ambiciosos ahorristas que recurrieron al cortoplacismo de algunas inversiones financieras. Fue durísimo el golpe que le propinó el fiscal Guillermo Herrera al allanar oficinas que estarían vinculadas a Jorge Rigourd en la city tucumana. “…Muchos inversores les dieron (a la empresa) el único dinero que tenían, que era para comer”. Las palabras del fiscal encierran casi un sarcasmo para la City que aún con el adormecimiento propio de un sábado no paraba de comentar esta trama en la que más que nada habría ciudadanos que dejaron, principalmente, sus dineros obtenidos “en negro”. Más aún habría políticos entrampados con fondos que se contaban para los comicios. Siguiendo con los razonamientos de omnipotencia, ¿será también producto de una operación, entonces? No faltará ese razonamiento si alguna vez se conoce el nombre de los futuros candidatos deshauciados.

Proveedores, abstenerse
Entre los damnificados de las últimas semanas se anotan algunos proveedores de la Universidad Nacional de Tucumán. Mientras todos miran la comedia “Reforma universitaria”, unos pocos intentan que se levante de cartel la tragedia financiera de la UNT. Como si fuera una costumbre, no hay denuncias, pero hay proveedores que, en voz baja (¡otra vez!) advierten que las ventanillas de pago de la Dirección general de Administración suelen cerrarse más de la cuenta y en horarios inesperados. Las caras preocupadas de los prestadores mutan como una epidemia en algunos docentes que temen no cobrar los famosos $ 1.000 o en el mismo Asunt donde no quieren padecer ningún mal parecido. En la conducción universitaria esperan la llegada de un préstamo y que Políticas Universitarias cumpla con la promesa de ayudar a la UNT. El nudo de este acuerdo lo podría desanudar la rectora Alicia Bardón si termina aceptando el desembarco de La Cámpora en la UNT. Hay dos hombres que vienen haciendo precalentamiento hace meses pero todavía no logran entrar a la cancha. Los jóvenes Facundo Cabral y Atilio Santillán no tienen el saco para la jura, pero sí los botines para jugar. El equilibrio y la tranquilidad no son características de estos tiempos universitarios. Se viven momentos de turbulencias.

En otro mundo
Justamente en eso se pusieron de acuerdo Betty Alperovich y José López. Ninguno de los dos quiere que esta semana los vientos intranquilicen a los pilotos. La primera dama se iría a Miami y al candidato a gobernador lo esperan en China. En la provincia, Juan Manzur y Osvaldo Jaldo seguirán dando vueltas y comiendo asado para afianzar la fórmula que eligió José Alperovich. Este, una vez que definió los candidatos principales, intentó acomodar la tropa y no imaginó los problemas que iban a estallar. Sus niños mimados (Carolina Vargas Aignasse, Marcelo Caponio y Guillermo Gassenbauer) armaron el grupo Terraza pero terminaron poniéndole techo a muchos cargos provinciales que fueron ocupados por sus huestes. Por eso esta semana terminaron a los pelotazos con el autodenominado grupo Frontón que integran Santiago “Cacho” Cano, Rolando Alfaro y Armando Cortalezzi, quien volvió a ser noticia por sus vinculaciones con los hermanos Ale, según el procesamiento ordenado por el juez federal Fernando Poviña. Los tres políticos se cansaron de los “dice José” que solía repetir Gassenbauer (h) y quieren tener una relación más directa con el dueño de la pelota.

Los “pases de factura” no sólo se dan inter pares, también se sufren de arriba hacia abajo. En los últimos días los intendentes de Las Talitas, de Concepción y de Alderetes empezaron a ver cómo les aparecían competidores y problemas. Parece que a alguien en el Palacio no le cayó bien que ellos coquetearan con José López, quien los cobijó bajo sus millones.

Empanadas, pollo y vino
El acople millonario es el de Antonio Ruiz Olivares, el secretario de la Legislatura que ayer tiró la Rural por la ventana. Hicieron sentar en mesas de a 10 a unas 1.500 personas que se empanzaron con sándwiches y empanadas. Ahí se deshicieron en elogios hacia la fórmula oficialista. Después del vino y las gaseosas llegó el momento de la obsecuencia a Alperovich, que fue amenizada con un pollo relleno con verduras y papas noisette. Cuando se sirvió el postre helado ya estaban abrazando a Ruiz Olivares y a Daniel Toledo, primer y tercer candidato a legislador por el oeste. (la segunda será la esposa del legislador Roque Alvarez) y por supuesto no faltaron los comentarios para Sisto Terán, quien reconoció su interés por ser intendente de Yerba Buena –tal cual lo adelantó hace meses LA GACETA-. No obstante, es dable suponer que si la Justicia le dice sí a la “re-re” de José Gutiérrez, seguramente a Sisto le gustará mantener el calor de la banca legislativa. Con la panza llena los peronistas presentes hicieron latir su corazón contento con Alperovich. Curiosa capacidad de adaptación -y supervivencia- del peronismo vernáculo.

El dios numérico
Las encuestas son el dios al que todo candidato no deja de rezar casi a diario. En la Casa de Gobierno dicen que todo está bien y difunden números que les dan la razón. Alperovich sonríe como si fueran a sacarle la foto para el afiche que promocionará su candidatura a senador. Dicen que los sondeos confirman que en la medida en que la oposición no se junte ganará el oficialismo. También señala que la capital es una quimera.

El oráculo “sijosesista” coincide con el de José Cano. Los seguidores del radical peronizado confirman que el candidato mantiene su buena imagen y ratifican que la Capital se consolida como bastión radical. Con orgullo los canistas dicen que después de la foto con Sergio Massa mejoró cuatro puntos la intención de voto del precandidato presidencial y otros tantos sumó Cano. Mientras el postulante del Acuerdo Cívico y Social tomaba vino justicialista en Colalao del Valle, sus seguidores se sorprendían al ver algunos datos. “Si Betty Alperovich aparece en la fórmula oficialista, cae fuertemente Amaya, en cambio, cuando la fórmula es con Manzur, Amaya crece notablemente”. Los datos -según los canistas- tranquilizan al candidato radical.

Rutas paralelas
La política se mueve entre operaciones y números -no sus corazones ni sus cabezas- deciden los movimientos que harán en los próximos días. Los empresarios y comerciantes parecen escindidos de esta realidad. La cercanía del fin de año trae nuevas preocupaciones. A la acostumbrada búsqueda de billetes para el aguinaldo de fin de año se suma la necesidad de tomar precauciones por si estallan los saqueos. Rejas y hasta armamento figuran en la lista del súper. Algo impropio después de tantos años de bonanza, de democracia y de sonrisas políticas. En el gobierno juran y perjuran que los saqueos no llegarán. Se quejan de esas inauditas precauciones. Sin embargo, no se puede negar que son producto de la inseguridad y de la desconfianza.

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