Hay que aprender a escuchar las señales de las personas desesperadas

Una de cada seis muertes de jóvenes es por suicidio. En la Argentina esta es la segunda causa de deceso en la población de 15 a 24 años. Es una problemática en la que el consumo de alcohol y drogas tienen un rol clave, según datos del Ministerio de Salud.

En Tucumán, las últimas cifras revelan que año a año la cantidad de personas que deciden terminar con sus vidas es mayor. Los casos que más aumentaron se dieron en las franjas etarias de adolescentes y jóvenes, y después de los 60 años.

“Cada caso tiene su causa particular. También hay factores comunes, como la depresión y el consumo de sustancias, que se ven mucho más entre los jóvenes. El problema es cuando no podemos detectar a tiempo que algo anda mal. Ante cualquier duda hay que consultar lo más precozmente. Por lo general, cuando nos llega un caso de intento de suicidio los familiares se muestran sorprendidos de que un joven adopte una conducta así. Después en la entrevista con el psicólogo, salta a la vista que el paciente había dado varias señales”, explica el psiquiatra Pablo Oyola, que dirige el servicio de Salud Mental del hospital de Concepción. En este centro se atienden casos de todo el sur de la provincia.

¿Cuáles son esas señales que un padre tiene que tener en cuenta?, se le consultó. Oyola dio un listado: Angustia, ansiedad, insomio, falta de apetito, conductas extravagantes, cambio de conducta, cambios de humor, retraimiento, aislamiento, bajas en el rendimiento escolar, cambios de horarios y de intereses.

“Preferimos que ante cualquier duda consulten. Antes de una autoagresión se pueden dar muchas respuestas”, señaló el profesional. El servicio que dirige está ubicado en Vicente López y Planes al 200. Allí atienden de lunes a viernes, a la mañana y a la tarde.