La epopeya de mujeres perseverantes

La epopeya de mujeres perseverantes

29 Junio 2014
Si el historial del emprendedurismo está habitado por gente común que se anima a hacer cosas extraordinarias, Rosario Quispe parece ser una de ellas. Y otro dato: si el historial del emprendedurismo está atravesado por la solidaridad, también Rosario y las warmis dan testimonio. Rosario (52) recuerda que fue su cercanía con el obispo Pedro Olmedo, de la Quiaca y con la organización católica Oclade lo que la impulsó a accionar en contra de la injusticia y la pobreza.

“En los años 90 vi cómo los varones se iban al tomate, a la caña; y veíamos que las mamás se iban al campo; se enfermaban y se morían; y cuando se iban, quedaban muchos niños solos. En uno de mis viajes, me encontré con un médico que yo conocía de muchos años atrás, un buen doctor (el jujeño Jorge Gronda, miembro de Endeavor) a quien le conté de la muerte de mujeres por cáncer de cuello de útero. Lo invité a trabajar con nosotras como voluntario, y aceptó”, cuenta Rosario.

Un día cualquiera, tras largo debate, en el patio de la casa de Rosario surgió el nombre Warmi Sayajsunqo. “ Y ahí dijimos: ahora tenemos que hacerle el honor al nombre (mujer perseverante)”, le cuenta a LA GACETA, desde Palpalá.

“Creo firmemente que hay que volver a hablar quechua, pero siempre digo que tenemos que tener abogados, contadores, profesionales kollas”, afirma Rosario. Así nació la Universidad de la Puna, asociada como Universidad a Distancia con la Siglo XXI. En la génesis de esa Universidad, que hoy tiene 60 alumnos, estuvieron Facundo Arana, Soledad Pastorutti y Manuel Lozano, de la Fundación “Sí”. “En mi vida aparecen cosas únicas”, rebobina. Recuerda la reivindicación comunitaria de sus tierras, que les ha valido cuatro muertos en las protestas. “Le hemos hecho un juicio al estado provincial; y ahora se están entregando las tierras, pero faltan las más ricas, las que tienen oro y litio”.

-¿Cómo entiende su encuentro con la gente de Endeavor, la experiencia de la hilandería?

- Muy bueno. Hay gente que ha empezado a criticarnos; pero si no nos entreveramos, y logramos un nivel distinto, vamos a seguir siendo siempre los kollas pobres. Hay que cambiar el discurso: no es que seamos pobres porque somos tontos, sino porque nos dejamos llevar la riqueza.

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