Una familia que perdió un hijo joven respetó su voluntad de donar los órganos

Una familia que perdió un hijo joven respetó su voluntad de donar los órganos

Equipos de Buenos Aires y del Siprosa trabajaron ayer a la madrugada de en el Hospital C. Padilla. Los dos riñones se injertarán en Tucumán.

  EN EL QUIRÓFANO. El equipo de trasplante del Hospital Padilla se apresta a iniciar el injerto renal en el paciente Juan José Cadoni, de 43 años. la gaceta / fotos de hector peralta EN EL QUIRÓFANO. El equipo de trasplante del Hospital Padilla se apresta a iniciar el injerto renal en el paciente Juan José Cadoni, de 43 años. la gaceta / fotos de hector peralta
17 Abril 2014
En el Hospital Angel C. Padilla se vivió ayer una jornada inusual. Desde el alba, el equipo de procuración de órganos y el de ablación e implantes del Cucai-Tucumán trabajaron sin respiro. Y el ajetreo dio sus frutos: la familia de un joven tucumano que murió a la madrugada respetó la voluntad expresada en vida por el fallecido y donó todos sus órganos.

“Este es un verdadero gesto de amor y de solidaridad para con el prójimo. En este momento hay miles de argentinos que necesitan la donación de órganos y de tejidos para prolongar su vida, y necesitamos muchos gestos generosos de esta naturaleza”, expresó con satisfacción la jefe del Cucai-Tucumán, doctora Natalia Grinblat. Idénticas fueron las expresiones del subdirector del Padilla, cardiólogo y cirujano vascular, doctor Jorge Valdecantos, que integra el equipo de transplante.

Apenas se supo que la donación sería multiorgánica, la doctora Grinblat, las autoridades del Padilla y del Siprosa diseñaron el operativo y tomaron contacto con el Incucai para coordinar la distribución de los órganos. A la madrugada llegaron a Tucumán dos aviones sanitarios de Buenos Aires. En el proceso de ablación trabajaron en forma conjunta el equipo porteño y el tucumano.

“Tenemos que respetar la lista de espera. En principio, los dos riñones beneficiarán a igual número de pacientes tucumanos. El estudio de histocompatibilidad ya dio positivo en un uno de ellos (al cierre de esta edición un hombre de 43 años estaba recibiendo el riñón) y estamos estudiando otros dos pacientes para ver cuál es el más compatible para recibir el otro órgano”, detalló a LA GACETA el doctor Valdecantos antes de ingresar al quirófano.

Asignación de órganos
La doctora Grinblat, en tanto, informó que el hígado fue llevado a un instituto privado de Buenos Aires, y las válvulas cardíacas se enviaron a un banco público de tejidos. “Todavía estamos coordinando la asignación de los órganos”, aclaró.

La médica recordó que con una ablación múltiple se pueden salvar más de siete vidas. “Aprovecho esta oportunidad para pedirle a los tucumanos que manifiesten en vida la voluntad de donar sus órganos cuando mueran. Los que deseen hacerlo u obtener más información, pueden ingresar a nuestra página en la red (www.incucai.gob.ar. También pueden hacerlo en forma personal en la sede del Cucai-Tucumán, Las Piedras 1111, o en las oficinas del Registro Civil.

“Cada vez más los argentinos toman conciencia de la importancia de la donación de órganos para salvar vidas. Esto es muy importante porque la demanda supera a la oferta en nuestro país y en todo el mundo. Necesitamos una comunidad de donantes”, enfatizó la jefa del Cucai-Tucumán.

Atisbo de esperanza
A las 14.30, en la antesala de la Unidad de Trasplante del Hospital Padilla, María Mercedes Ledesma de 38 años, estaba acurrucada en una silla, con la cabeza gacha y sus manos entrelazadas cuando llegó LA GACETA.

- Discúlpeme, ¿usted es familiar del paciente que recibirá el injerto renal?

- Soy su mujer...

-¿Quiere que charlemos?

- Sí, con mucho gusto.

El deterioro de la salud de Juan José Cadoni -de él se trata- comenzó el 13 de agosto de 2009, cuando sufrió un ACV, a los 38 años. “Ese día nos enteramos que había sido hipertenso... Logró superar los trastornos que le dejó el ACV, pero le descubrieron que tenía dañados los riñones. Le diagnosticaron insuficiencia renal crónica y hasta hoy se mantuvo con diálisis. Por eso dejó de trabajar en obras (albañil). Nosotros somos muy humilde, vivimos con la pensión graciable de $ 1.800 más la asignación ($ 360) que recibo por cada uno de mis hijos: Juan Francisco, de 16 años y va al secundario, Johana, de 17, que hace 15 días me dio una nieta -Angelina-, Juan Carlos, de 11 e Iván, de 5 años, que van a la escuela”, narró la mujer.

En tanto, en el quirófano comenzó el injerto renal. Trabajaban los doctores Aldo Bunader (jefe de Cirugías), Fabián Seín (jefe de Trasplante), los cirujanos Santiago Vilavicencio, Fernando Gómez y Valdecantos, y los nefrólogos Sergio Sandy Falcosky y Fernando Auil.



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