San Martín ganó el partido que tenía que ganar en Salta

San Martín ganó el partido que tenía que ganar en Salta

Fue difícil la parada ante Gimnasia y Tiro, sobre todo porque con un 1-0 nadie juega tranquilo.

GRAN LEVANTADA. Rinaudo (15) fue fundamental en San Martín ya que le cambió la cara como en partidos anteriores. GRAN LEVANTADA. Rinaudo (15) fue fundamental en San Martín ya que le cambió la cara como en partidos anteriores.
No podía fallar. ¡Uf! San Martín se sacó una mochila enorme, la de la clasificación obligada. ¿Cómo? Esa es otra historia, complicada por cierto. Fue difícil la parada ante Gimnasia y Tiro, sobre todo porque con un 1-0 nadie juega tranquilo. La ventaja es tan mínima que no se sabe si apostar a liquidar descuidándose atrás o resistir hasta que el silbato diga basta. El equipo apostó a lo segundo, y se llevó el premio mayor, liberándose de todos los fantasmas.

Pero su reto fue obligado. Cuando Maximiliano Rodríguez dejó al equipo con 10 a falta de media hora, al “santo” no le quedó otra que defender con el alma lo que Gustavo Ibáñez ya había conseguido. Esa también fue una historia aparte. Es que después de un primer tiempo malo, San Martín entró con otra onda. Levantó Lucas Chacana, y levantó a todos. Pasaditos los 5’ César More inició el ataque por izquierda y dejó todo en los pies de “Luquitas”, que se mandó. Fue hasta el fondo y no paró. En el área levantó la cabeza, ¿y a quién divisó? A Ibáñez, que recibió el centro atrás y ¡pum! Con el arco a su merced sólo necesitó acariciarla para marcar el gol y descargar tantas tensiones acumuladas.

El equipo se liberó y las decisiones eran mentales, no desesperadas. Hasta que la piña de “Maxi” tumbó al rival y cambió los roles. Gimnasia y Tiro se adueñó de la redonda y fue a buscar el empate. Iba, iba... Pero, nada. San Martín estuvo firme, desactivando cada bomba. Esas pruebas murieron en manos de un segurísimo Diego Pave, o en el botín de Aníbal Medina, en el de Facundo Rivero.

El “santo” entendió su cometido y se lo bancó bien, incluso aprovechando zonas liberadas que dejaba Gimnasia cuando se mandaba por el todo o nada. Pero, con resultados ajenos que también conspiraron, el final en Salta ya estaba escrito: decía que San Martín se iba a volver con la clasificación en el bolsillo.

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