Los Chicles, con el pop a cuestas

Un recital en el festival “Arte Pop” de 2001, en la sala San Miguel Arcángel, repleta. En las afueras de la esquina de Monteagudo y San Martín, los chicos esperan impacientes a sus grupos favoritos: era la noche de Los Chicles, Gibré y Aguamiel.

La tocada de Los Chicles (1995-2002), esa banda emblemática de los primeros años del milenio, se subió estos días en la web como una publicación digital. Y en crudo, porque la decisión de la banda fue no postproducir. “Se escucha como sonó en vivo esa noche. Así, por un problema en la ficha, el bajo no aparece hasta el final del tercer track”, recuerda Patricio García, uno de los fundadores del grupo.

Mientras tocan los grupos, muchos se esparcen en el edificio, fumando un cigarrillo o tomando una cerveza. Y cuando llega el momento de Los Chicles, todos se acercan a la sala, a disfrutar de esos caóticos recitales de Gerardo Cúneo, Martín Villa, Matías Lazzo y García.

LA GACETA conversó extensamente con el “Pato” García, un artista que además de músico es cineasta.

- Los Chicles fueron una “banda de colegio”...

- Nosotros éramos casi todos compañeros del secundario, del Colegio Giosué Carducci. Dicho sea de paso, este año cumplimos los 20 años de egresados.

- Para muchos, fue un grupo emblemático.

- Nuestra mentalidad era bastante rupturista, y nuestra intención era hacer evolucionar la música, no homenajear el viejo rock como en un museo ni formar parte de una movida preexistente. Por eso tocamos con punks, con heavies, con alternativos, en raves, sin terminar nunca de encajar del todo. Al principio tuvimos que luchar contra todo tipo de prejuicios. Entonces fuimos vistos como pioneros de algo. Por otro lado, dejamos material grabado que se difundió mucho de forma pirata al llegar la era del MP3. De pronto recibíamos noticias de gente que nos escuchaba en diferentes puntos del país, e incluso de bandas nuevas que se decían influenciadas por nosotros. Otra razón que me parece importante era que trabajábamos duramente en mejorar como compositores, nos tomábamos muy en serio el arte de la composición de canciones, cosa que siempre ha sido rara en el rock tucumano, que es un bastión de instrumentistas; los rockeros tucumanos trataban de perfeccionarse en sus instrumentos, mientras que el arte de la composición era del interés de algunos folcloristas y músicos populares no rockeros.

- Puede decirse que es como el inicio del indie pop local.

-Al principio éramos nosotros y Estación Experimental, que sigue en actividad, las únicas dos bandas que se podían relacionar estilísticamente, que se animaban a llamarse pop cuando era una palabra prácticamente prohibida en el ambiente roquero. Lo hacíamos, más que nada, con ánimo provocador ya que considero que éramos más bien post-punks. Después apareció Personality Crisis, que era una banda increíble que sonaba como Sonic Youth. Luego el “Chueco” Ferrer, que había sido de Los anteojos del Tío Fredy, apareció con un proyecto pop. Y todos estos núcleos fueron semillero de nuevos proyectos, y se armó una movida a partir de eso que tal vez haya tenido su punto de encuentro en el bar Velvet, que funcionó en el Círculo de la Prensa entre 1999 y 2001. Esta movida indie pop se enfocó justamente en el aspecto de la composición; creo que esa fue su característica y su fuerte.

- ¿A qué le cantaba el grupo?

- Las primeras letras ahora las escucho con un poco de vergüenza porque eran letras de chiquitos, teníamos 15, 16 años y un largo camino de aprendizaje por delante; pero creo que alrededor de 1999 alcanzamos cierta madurez y experiencia como compositores, a la vez que encontramos nuestro estilo musical después de pasarnos unos buenos cuatro años probando cosas. Para entonces teníamos claro que las letras teníamos que buscarlas en lo mas profundo del inconsciente, lo que era una tarea emocionalmente agotadora pero cuyos resultados eran satisfactorios; de allí evolucionamos hacia la abstracción, la poesía, cierto desconstruccionismo...

- Y el proyecto de ahora...

- Se trata de una grabación en vivo grabada en octubre de 2001, publicada digitalmente en http://loschicles.bandcamp.com/. Se lo puede escuchar completo gratis en ese sitio. También se puede comprar y bajar el disco por un dólar. Para aquellos que lo compren, hemos agregado un bonus track de cuatro canciones grabadas en Velvet en 2002.

“Santa fe” se puede descargar desde el 14

Alem, una de las agrupaciones tucumanas más importantes de los últimos años, lanzará el 14 el disco “Santa Fe”, grabado en Estudio Rojo, en Tafí Viejo. Vladimiro Dieguez (voz) y Emmanuel Díaz (batería), con el acompañamiento de Luciana Tagliapietra (voz), Carlos Contreras, “Matota” (violín) y Pablo Bustos (guitarra y bajo), interpretan “Félix”, “Deliranse”, “The último”, “Lunadei”, “Los quién”, “Flotante” y “Sentidos”. Alem, cuyo trabajo anterior, “Intelligent Chabón” tuvo gran repercusión, viene de recorrer una gran trayectoria, desde que se llamaba Luzbel. “Santa Fe”, se podrá descargar gratuitamente con nuevo video desde Quiero Discos, un sello independiente y tucumano.“Es una obra breve, pero contundente que muestra a un banda que, aún alejada de los escenarios, es capaz de seguir produciendo y grabando buenas canciones para beneplácito de quienes puedan apreciarlas”, indica el sitio EfectoBurbuja. “‘Félix’ arranca con un melancólico clima y guitarras desgarradoras, e incluye un violín en el fraseo final. ‘Deliranse’ sube en actitud y agita con su ritmo pegadizo y su arenga a moverse. En ‘The último’, es Luciana Tagliapietra quien toma las vocales, secundado por un coro de muchachos, y otro dejo de melancolía, e incluye el sonido de cuerdas acústicas que le confieren un sonido extraordinariamente limpio”, describe la publicación. “Realmente estamos muy contentos con este trabajo, y queremos que todos los escuchen. Ha pasado mucho tiempo desde nuestra última producción”, contó Dieguez.

Los “50” de los empleados

Otro de los grupos que publicó un nuevo disco fue Los Empleados. La banda integrada por Pablo Gu (voz), Gaspar Rojas (guitarra), Lukas Contreras (batería), “Chino” Cabrera (bajo) y El Barba (sampler y sintetizador).

“50”, tal es el título del disco, contiene canciones como “Punto final”, “Nadie impone nada”, “El secreto de la felicidad”, “La eternidad”, “El zombie” y “23 de diciembre del 2012”. La banda había grabado en 2009 “Experimentando nuevas realidad”, además de otros EP. “Esta es una historia de amor incondicional, de búsqueda espiritual, del valor del silencio. La amistad y la camaradería es lo que todo trasciende; si después del amor no existe esto, ¿entonces realmente qué somos?”, comentó Gu. El disco está disponible para ser descargado gratuitamente en http://losempleados.bandcamp.com/.

Entre el reggae, el rock y el punk

Mariano Jiménez grabó hace pocas semanas el disco “Conciencia básica”, en El Sótano Récords de esta ciudad, obra que está integrada por 12 canciones de su autoría. Con la compañía de Fabián Vernieri, Tony Molteni, Adolfo Palomino, José Lazzarra y otros, el cantautor pasea por el reggae fusión, rock, punk, reggae metal y psicodélico. Entre otros temas, figuran “Déjame ser feliz”. “La escribí cuando sentía que mi mundo externo no me dejaba ser feliz, el banco (mi infierno), mi pareja, mi familia… todo. Al final, me di cuenta que todo es elección mía, todo es porque uno elige que sea, y uno siempre tiene el poder de cambiar su vida, y volver a elegir”, contó el músico. Sobre “Conciencia básica”, dijo: “La conciencia real de esta vida es que todos vamos a morir; todos caminamos hacia nuestras muertes, y saberlo es tomar conciencia”