Piedra libre para la inseguridad vial

Piedra libre para la inseguridad vial

Los vecinos del Camino de Sirga piden más semáforos, reductores de velocidad y controles de tránsito. Los peatones caminan con pánico

A TODA MARCHA. El caudal de motociclistas se ha incrementado por las numerosas obras en construcción que se están realizando en la zona.
A TODA MARCHA. El caudal de motociclistas se ha incrementado por las numerosas obras en construcción que se están realizando en la zona.
13 Noviembre 2013
Tres accidentes en el último mes y el más reciente con un triste final: una nena de seis años perdió la vida cuando el auto en el que viajaba chocó contra dos árboles. Los vecinos que viven a la vera del Camino de Sirga, una vía utilizada con fines principalmente urbanos pero con velocidades de ruta, ven pasar los autos, las motos, los colectivos y los camiones y sienten cómo tiemblan las estructuras de sus casas. Ellos también tiemblan, tanto los que circulan en vehículos como los que tienen que conformarse con caminar. "Si tenés chicos, tenés que estar muy atento. Hace poco tuvimos una reunión familiar acá en mi casa y a una de las nenas se le fue la pelota a la ruta. Ella salió corriendo para buscarla y de milagro no pasó nada. No hay controles, hay solamente un semáforo en todo el trayecto, los reductores de velocidad no sirven... la verdad que es un peligro". Así dibuja la realidad diaria de esta carretera Lorena Santucho, una joven que vive desde hace 17 años en el pasaje Sin Nombre ubicado en la margen sur del Camino de Sirga, perteneciente al barrio ATEP II.

El semáforo al que alude Santucho se ubica en la intersección con la calle Horacio Poviña y desde allí hasta la avenida Solano Vera (casi cinco kilómetros en dirección al cerro) es el único que permite ordenar un poco el tránsito. En el resto del trayecto, los vehículos tienen piedra libre para circular a la velocidad que gusten y también para hacer maniobras temerarias. Cruzar la calle a pie es toda una odisea y un deporte de alto riesgo: es necesario tener cuatro pares de ojos y de oídos para poder hacerlo.

"En el cruce de la calle Poviña con el canal instalaron un puente peatonal, fue hace como tres meses, pero todavía no está habilitado. Los chicos pasan caminando para ir y volver de la escuela y es un peligro tremendo", reclamó Santucho.

Los horarios críticos son el mediodía, a las 8 de la mañana y a las 17. En esos momentos el tránsito se duplica y triplica a causa de salida o de llegada a las casas y al trabajo. Debido a los numerosos countries que se están construyendo y los que ya están habitados, diariamente circulan cientos de obreros de la construcción que en sus motos engrosan el caudal de vehículos.

Para Santucho, el tránsito siempre fue caótico. Para su marido, Julio Mansilla, el problema se hizo más grande con el crecimiento de la población de la zona. Además de la multiplicación de viviendas a lo largo del Camino de Sirga, este trayecto es usado como una vía directa para ir de La Rinconada hacia el este de la ciudad sin pasar por la transitada avenida Aconquija, de Yerba Buena.

"Parece una autopista por la velocidad que circulan, pero resulta que es un camino muy urbano y extremadamente angosto para ser doble mano. Son muchísimos los countries que se están sumando y la ruta, el principal acceso a ellos sigue estando igual. Todo el mundo se queja porque no hay señalización ni mucho menos senderos para los peatones. Todo eso se suma al peligro de los asaltos, porque de noche hay muy poca luz", describe Micaela, cajera de un local ubicado en el centro comercial que se levantó unos metros antes de la calle San Martín (en dirección este-oeste). Además de este, un poco más adelante se está construyendo otro centro comercial, lo que indica el crecimiento vertiginoso del sector, aunque las mejoras en el camino, al menos por ahora, se sigan haciendo esperar.

Esquinas críticas Paz Lord, empleada en otro de los negocios del centro comercial Quara, se sube todos los días a su camioneta para ir desde su casa en Yerba Buena hasta el trabajo. Utiliza la calle Zavalía, una de las arterias principales para acceder a la "Ciudad jardín". "Es súper peligroso, hace tres meses que trabajo aquí y ya me enteré de al menos tres accidentes. Nadie controla nada y la velocidad a la que circulan los autos es altísima. No sé cómo se podría solucionar, pero supongo que una alternativa sería poner algunos semáforos en las esquinas más caóticas, entre ellas la Zavalía", opinó la joven. Romina Sánchez, por su parte, transita diariamente en su moto por el Camino de Sirga hasta la avenida Roca y desde ahí hasta la Independencia, donde vive. El trayecto es bastante directo, pero eso no significa que lo haga rápido ni mucho menos tranquila. "A la mañana somos muchísimos los que andamos en motos, algunas sin luz. Me parece que debería haber más reductores de velocidad porque los que hay no logran que se disminuya demasiado la marcha. Y también debería haber más controles policiales, porque no se ven casi", destacó.

Mientras la joven empleada charlaba con LA GACETA, un empleado de la construcción hizo su aporte: "la ruta es peligrosa si uno conduce a una velocidad alta, pero si todos anduviéramos con mayor prudencia, la cosa sería diferente", advirtió Felipe Sierra, también conductor de una motocicleta.

Los controles policiales, según informó el comisario de El Manantial, Miguel Ortiz, están destinados a controlar el delito. Para supervisar el tránsito, en cambio, la Municipalidad de Yerba Buena realiza operativos eventuales pero sólo en las intersecciones de las calles Zavalía y San Martín con el Camino de Sirga. A lo largo de estos cinco kilómetros, en cambio, no hay nadie que controle: El Manantial no cuenta con una oficina de tránsito para desempeñar esta tarea.

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