Más intervencionismo o cambios de fondo, son dos de las estrategias

Más intervencionismo o cambios de fondo, son dos de las estrategias

27 Octubre 2013

Eduardo Robinson - Economista

Llegaron las elecciones. Y, ¿en qué situación está la economía? La respuesta depende de la perspectiva que se adopte para el análisis. Esto es, cuanto más se retrocede en el tiempo, hasta mediados de 2002, el piso de la traumática crisis de comienzo de la década pasada, se observa un paulatino deterioro de las variables macroeconómicas. En efecto, tras la estrepitosa caída del 11% del PBI en 2002, la significativa recuperación de los precios internaciones junto a la megadevaluación del peso, que terminó con la convertibilidad, la economía se expandió en promedio al 9% entre 2003 y 2007. Sin embargo, desde 2007 hasta el crecimiento proyectado del 4% para 2013, el promedio es del 6%, según datos oficiales. El problema es que a partir de 2007, con la intervención del Indec, las estadísticas están cubiertas de un manto de desconfianza. Pero, es claro que le economía no se expande a las tasas que siguieron a los tres años posteriores a la crisis de 2001/02. En paralelo, la inflación minorista fue, entre 2003 y 2007, en promedio anual, del 8%. Pero, luego fue en aumento, hasta alcanzar el 25% anual promedio en los últimos años. El agravante es que, en el medio, hubo que recurrir a fuentes privadas para estimar la variación de precios, dada la nula credibilidad de los porcentajes de inflación informados por el Indec. Con lo cual, no sólo se incrementó la inflación, sino que se destruyó confianza. La inversión en el lapso 2003-2007 creció, en promedio un 25% anual; luego esa tasa cayó al 9% anual. Asimismo, entre 2003-2007 hubo superávit fiscal del orden del 3,5% del PBI, para caer al 1,2% entre 2008-2010 y encontrarse en valores negativos a partir de 2011. De pasar de comprar dólares, el Banco Central pasó a venderlos durante la mitad de la década pasada; se incrementó la fuga de capitales y se utilizaron las reservas para pagar deuda en dólares. Desde hace dos años rige un esquema de control de cambios: el cepo cambiario. Este esquema originó un desdoblamiento, de hecho, del mercado entre dólar paralelo y oficial. Además, se implementaron fuertes trabas a las importaciones, mediante las DJAI (Declaración anticipada de importaciones) y restricciones para viajar al extranjero, mediante un sobrecargo del 20% en los gastos efectuados en el exterior. El argumento del gobierno es que esta batería de medidas se implementaba para preservar el deterioro de la balanza de pagos. Los resultados no sólo no fueron positivos, sino contraproducentes, porque con las medidas se dejaba en claro que la economía padece insuficiencia de divisas, lo que exacerba la demanda de dólares.

• Hasta 2003, la Argentina exportaba gas a Chile y no enfrentaba problemas de abastecimiento energético; pero año a año, las importaciones de energía fueron incrementándose. En el medio, se violaron contratos internacionales, como las abruptas interrupciones de ventas de gas pactadas a Chile, se incrementó la participación de capitales privados nacionales en la empresa Repsol YPF, hasta que la evidencia del fracaso en materia de política energética, llevó a camuflarla mediante la reestatización de YPF, en abril de 2012. Este año, según los cálculos preliminares, Argentina destinará U$S 12.000 millones en importaciones de energía. Todo esto lleva a un progresivo deterioro del superávit comercial externo, en la medida que cada vez se necesitan más divisas para comprar energía.

• La actividad inmobiliaria, en la zona central del país se ha visto fuertemente deteriorada tras la implementación del cepo cambiario, al tiempo que la industria tuvo una fuerte contracción en el 2012 por la abrupta traba a las importaciones y no logra recuperarse.

• El consumo, que es la variable clave, del actual esquema económico empezó a mostrar signos de deterioro. Por lo tanto, tras las PASO (primarias abiertas simultáneas y obligatorias) de agosto pasado, el gobierno decidió elevar el mínimo no imponible en el impuesto a las Ganancias y duplicar los montos de facturación en el régimen de monotributo. Estas medidas impactaron positivamente en el consumo. Pero, el efecto no es de largo aliento, pues está sujeto al comportamiento inflacionario. Es muy probable que en pocos trimestres resulten insuficientes los alivios tributarios. Asimismo, se han multiplicado los denominados planes sociales, lo que evidencia que ha sido muy insuficiente la generación de puestos de trabajo.

La economía llega a estas elecciones con el elevado costo de la incertidumbre que paradójicamente tiene algunas certezas: algo hay que hacer, se ha deteriorado la credibilidad y los intentos del gobierno por corregir los problemas no dieron buenos resultados, control de precios, blanqueo de capitales, con instrumentos como el Cedin, Baade, Supercard, etc. Por lo tanto, las alternativas son reducidas: o más intervencionismo fallido o cambios de fondo, pero sin tiempo y en medio de la transición política.

Reservas
Inquietud oficial por la caída de divisas

Una de las grandes preocupaciones del Gobierno es la evolución de las reservas internacionales. Tras alcanzar un máximo de U$S 52.000 millones, a mediados de 2011, las reservas en el Banco Central se encuentran en permanente caída. En los últimos 12 meses, la autoridad monetaria perdió U$S 11.000 millones, y a la fecha están rozando los U$S 34.000 millones, de acuerdo con las cifras del BCRA.

Variables
Sin margen para financiar el gasto

Los subsidios a las tarifas de servicios (gas, electricidad y transporte) han ido creciendo y hoy llegan a los $ 100.000 millones. Se ha tornado muy delicada la situación, ya que el gasto público se quedó sin fuentes de financiamiento. No se puede incrementar la presión fiscal; aún es complicado volver a los mercados externos de crédito y la inflación es muy elevada para seguir alentándola con emisión de moneda.

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