La falta de cuidado y aprecio por los árboles

23 Septiembre 2013
Es considerado uno de los mejores amigos del hombre. Pero da la impresión de que no es recíproco el afecto, por lo menos, en estas geografías. Los árboles sufren la depredación constante de los tucumanos. De acuerdo con datos municipales, el 40% de los ejemplares plantados no llegan a vivir dos años como consecuencia del vandalismo y a ese porcentaje se le suma un 10% de pérdidas por la sequía o porque no han sido bien plantados.

El mayor maltrato se produce con el escaso arbolado de la zona céntrica, especialmente el que se halla en las peatonales o en las cercanías de las escuelas. Un ingeniero agrónomo, editor del libro "Guía del arbolado de Tucumán" sostiene que hay tres tipos de vandalismo en Tucumán: el de bajos recursos, está reflejado en la persona que hace una fogata para el mate o para abrigarse del frío al lado de un árbol; y el de altos recursos, es decir el del propietario de buen nivel de ingresos que considera que el árbol que está en la vereda es de su propiedad y que puede hacer lo que quiere con este. Sin embargo, el árbol es de la comunidad y legalmente es propiedad municipal. El tercer tipo de depredación es ejercido por los adolescentes. Sin embargo, hay acciones positivas en resguardo de los árboles, como por ejemplo la calidad de la poda en San Miguel de Tucumán, el censo de arbolado en Yerba Buena y los planes de arbolado en Tafí Viejo y Concepción. Pero también se producen efectos contraproducentes, como ocurre en Yerba Buena, donde a veces la poda que realizan los integrantes de cooperativas de trabajo daña irreversiblemente los ejemplares jóvenes, como sucedió en la avenida Perón.

Los funcionarios municipales afirman que otros depredadores son aquellos que voltean los árboles porque obstaculizan la entrada a los garajes y ejemplificaron con una de las veredas de Ayacucho al 500, donde fueron eliminados un par de ejemplares porque esta causa o simplemente porque le molestaba a algún propietario. Pero se supone que para actuar debieron haber obtenido antes el permiso correspondiente.

Con frecuencia, las empresas constructoras suelen destruir los árboles porque les molestan; en las pavimentaciones, la construcción de cordones cuneta u otras obras públicas, se mutilan partes de sus raíces con consecuencias nefastas en las épocas de lluvias. Un miembro de la Sociedad Amigos del Árbol dijo que los adultos son los más dañinos, cree que sí hay una forma de combatir el vandalismo y apostó a la educación y a lograr un mayor espacio de verde en medio del cemento.

Es importante que desde la edad más temprana se inculque el amor por los árboles y la naturaleza, en general, destacando los enormes beneficios que proporcionan especialmente para contrarrestar la contaminación ambiental en las ciudades, cada vez más ahogadas por los gases que produce un parque automotor que se incrementa constantemente.

La Municipalidad podría conformar un equipo, con el asesoramiento del Instituto Lillo y de la Facultad de Agronomía, para que se ocupara del mantenimiento, así como de las enfermedades del arbolado urbano o de la capacitación del personal encargado de la poda para evitar que dañen los ejemplares por desinformación. Para estimular a los ciudadanos se pueden organizar concursos barriales que distingan a los árboles mejores cuidados. En la medida que se concientice y se comprometa al vecino, los árboles querrán seguir siendo nuestros amigos.

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