He ido muchas veces a Tucumán, con placer y admiración por su historia y sus paisajes. Tras un período de ausencia regresé el 18 de julio por unos días y quedé sorprendido al recorrer distintos lugares, dado el estado calamitoso de descuido generalizado. Las plazas y baldíos se han convertido en basurales. Las bolsitas vacías de plástico cubren la ciudad y alrededores. El río Salí, que era un paraíso, ahora es un basural. ¡Qué pena! Abundan las veredas rotas y los charlos de agua sucia. He visto, días después, en Buenos Aires, los afiches invitando al turismo a visitar Tucumán... ¿Qué pensarán los asiáticos y europeos si ven eso? ¿Qué imagen llevarán de nosotros (los argentinos)? Me agradaría que Tucumán siga siendo "el Jardín de la República".
Mario Echeverría Baleta
Avenida del Libertador 999
El Calafate, Santa Cruz