Un futuro promisorio de los vinos tucumanos

Un futuro promisorio de los vinos tucumanos

27 Julio 2013
En las alegrías, en las tristezas, está presente. Es un antiguo compañero del hombre. Los persas, los egipcios, los armenios, los griegos y los romanos lo veneraron y tejieron leyendas. Desde la antigüedad viene cosechando amantes. "Hace la vida más fácil y llevadera, con menos tensiones y más tolerancia", según Benjamín Franklin. "Abre las puertas con asombro y en el refugio de los meses vuelca su cuerpo de empapadas alas rojas", dijo Pablo Neruda. "¡Bebe vino! Lograrás la vida eterna. El vino es el único capaz de restituirte la juventud. ¡Divina estación de las rosas, del vino y de los buenos amigos! ¡Goza del instante fugitivo de tu vida!", escribió el persa Omar Khayyam, el poeta del vino.

Desde hace pocos años, Tucumán ha comenzado a sumarse a este club privilegiado que integran Mendoza, San Juan, Salta, La Rioja, Córdoba, Catamarca, y más trecientemente, Río Negro y Chubut. A comienzos de julio, siete enólogos prestigiosos hicieron una evaluación de los vinos tucumanos producidos por Las Arcas de Tolombón, Posse, Chico Zossi, Las Mojarras, Altos La Ciénaga, Río de Arena y Finca La Churita, bodegas ubicadas en los Valles Calchaquíes. En nuestro Suplemento Rural, los expertos destacaron nuestro potencial para competir en los mercados internacionales. Uno de los especialistas afirmó que es importante que todos tengan buenos vinos. "No sirve que haya mejores y peores. Hacer vino es pasión, cosechar es digno y la vitivinicultura requiere dedicación. El apoyo del Gobierno al sector es fundamental. Esta es una industria que genera empleo: desde el que cosecha o el personal de la planta, hasta el que hace corchos o se ocupa de la distribución, son parte de la cadena", manifestó. Otro señaló la importancia del eco y enoturismo para hacer conocer la región como zona vitivinícola. Propusieron crear una ruta o camino del vino para favorecer su comercialización. "Esto significaría una salida de venta directa desde la bodega. Pero, por supuesto, implica capacitación de la gente de la zona para recibir turismo internacional, asociatividad y generosidad entre los productores para compartir aciertos y desaciertos y, en lo estrictamente comercial, buscar y mantener la calidad", aseveró la experta en torrontés y agregó que el turista internacional está acostumbrado a estándares altos y está dispuesto a pagar por ello. "Hay que contarle a la gente todo lo que hay detrás de una botella de vino. Narrar esas historias", dijo.

La industria del vino es un gran negocio en todo el mundo. Según un estudio de Technomic, en los Estados Unidos ha crecido un 3.6% y sus ingresos han alcanzado los US$ 32.300 millones. Este año, 19 vinos argentinos, la mayoría de Mendoza, obtuvieron galardones en el Tasters Guild Annual International Wine Judging 2013, en Michigan (EEUU).

Seguramente, la degustación y la opinión de estos enólogos les servirá a nuestros productores para saber cómo están posicionados. Si trabajan juntos y diseñan conjuntamente con el Estado estrategias de crecimiento y de promoción es posible que el vino tucumano vaya encontrando un lugar bajo el firmamento vitivinícola y que estuviese al alcance de los mismos comprovincianos en los supermercados. Sería importante que se buscara el asesoramiento de provincias líderes en esta materia, como Mendoza, que han hecho de esta bebida y de sus bodegas uno de los principales atractivos turísticos. Si se trabaja con seriedad es probable que Tucumán se convierta en sinónimo de vino.

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