Son santiagueños, pero se vuelven tucumanos

Son santiagueños, pero se vuelven tucumanos

Un considerable número de personas que residen en parajes y pueblos limítrofes de la denominada "triple frontera" (donde confluyen Tucumán, Santiago del Estero y Salta), pelean a diario para no quedar atrapados por el flagelo de la pobreza.

REALISTAS. Silvestre Luna y Matilde Díaz residen en territorio santiagueño, pero tienen domicilio 7 de Abril. LA GACETA / FOTOS DE ANTONIO FERRONI REALISTAS. Silvestre Luna y Matilde Díaz residen en territorio santiagueño, pero tienen domicilio 7 de Abril. LA GACETA / FOTOS DE ANTONIO FERRONI
16 Junio 2013
Un considerable número de personas que residen en parajes y pueblos limítrofes de la denominada "triple frontera" (donde confluyen Tucumán, Santiago del Estero y Salta), pelean a diario para no quedar atrapados por el flagelo de la pobreza, originado por la desigualdad distributiva de las riquezas. Lidia Matilde Díaz, de 72 años, se jubiló hace un año y medio como ama de casa. "Para poder mantenernos, mis dos hijos solteros -los otros cuatro ya están casados- deben hacer changas y yo vendo pan casero amasado hecho en horno de barro. Por acá no hay CAPS y por cualquier urgencia debemos recurrir a Garmendia, donde hay hospital. Pero si ellos no envían la ambulancia debemos trasladar los enfermos en vehículos particulares. En mi caso puedo hacerlo, porque tengo domicilio en 7 de Abril, que es una comuna de Tucumán. Yo vivo a tres kilómetros, pero allí ya es territorio santiagueño", describió.

Casi nadie lo dice
Como doña Matilde, muchos de los habitantes de parajes santiagueños como Remate, Quebracho Coto, Pozo Betbeder, Villa Nueva y Rapelli también fijaron su domicilio en la comuna de Siete de Abril, para poder acceder, entre otras cosas, en forma gratuita al sistema de salud tucumano, por alguna urgencia. Aunque ellos lo nieguen cuando se los consulta al respecto.

"Nosotros estamos tres kilómetros al noreste del límite de Tucumán. Nos quedan más cerca Gobernador Garmendia o Burruyacu para hacer las compras importantes. Muy pocas veces vamos a la capital de Santiago, a Pozo Hondo o a Las Termas", explicó don Silvestre Luna, de 87 años, que nació en Las Delicias -en el cruce de las rutas 176 y 204 de Santiago del Estero-, pero lleva ya medio siglo radicado en Remate.

Don Luna reconoció, en diálogo con LA GACETA, que también estableció su domicilio en 7 de Abril. "Incluso, son los productores de granos del departamento Burruyacu los que nos arriendan los campos para sus cosechas de soja, maíz o trigo. Nosotros somos minifundistas. Para eso deforestaron esta zona, que estaba cubierta de algarrobos, quebrachos blancos y colorados, guayacanes, mistoles y chañares", resaltó.

Para colmo de males, la prolongada sequía que causó la falta de lluvias en la zona, agravó la situación. Los cultivos de soja, de maíz y de trigo -los más extensos y preponderantes-, pero también los de garbanzo, de poroto, de comino, de alfalfa y de girasol, más bien propios de minifundistas, no prosperaron; en muchos casos las cosechas se perdieron.

La sequía
"Todo lo que sea grano ya se perdió. En 2012 nos inundamos y en lo que va de este año estamos cerca de incendiarnos. No llueve ni una gota. La seca también afecta a quienes crían vacas, cabras y ovejas. Tenemos que rebuscarnos con canjes de animales, changas, venta de pan casero o con la ayuda que nos hace llegar el Estado", contó don Emiliano Arias, de 76 años.

Él vive de una jubilación programada mínima, de $ 2.165, y del arrendamiento de su "campito" de prácticamente tres hectáreas en las inmediaciones de Rapelli (Santiago del Estero). En ese predio también levantó su vivienda de adobe.

Dos señoras que habían desafiado la siesta santiagueña para salir a caminar, también reconocieron la ventaja de residir en Santiago pero domiciliarse en territorio tucumano.

"Estamos lejos de la capital santiagueña. En Rapelli, por ejemplo, la máxima autoridad comunal, aunque es del gobierno de Gerardo Zamora, milita en la corriente interna opositora. Eso perjudica a sus habitantes. Y la gente prefiere ir a Tucumán", opinó Rita Corbalán, de 31 años.

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