La Escuela de Cine fue hogar de perros de caza, un mono tití y chicos aventureros

La Escuela de Cine fue hogar de perros de caza, un mono tití y chicos aventureros

Juan Manuel Terán mandó a construir una casa quinta en 1934 en Villa Marcos Paz. Luego la heredó su hijo, José Octavio Terán Vega, y la eligió como residencia familiar. Calles de tierra, campos de naranjos y carros cañeros integraban el paisaje frondoso de la vieja Yerba Buena.

AIRES CANTÁBRICOS. En la antigua casa funcionan las oficinas administrativas de la escuela universitaria; luego se construyeron los anexos. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA AIRES CANTÁBRICOS. En la antigua casa funcionan las oficinas administrativas de la escuela universitaria; luego se construyeron los anexos. LA GACETA / FOTOS DE FRANCO VERA
05 Abril 2013
Al atardecer de los fríos inviernos tucumanos, dos perros de caza se recostaban sobre el piso de damero blanco y negro que entibiaba el fuego de la chimenea de la sala principal. Con las últimas luces del día estaban calmos, en compañía del dueño de casa, José Octavio Terán Vega. Los niños -tuvo seis hijos con Enriqueta de la Vega- se retiraban a dormir temprano, luego de largas jornadas de estudio y de atrevidas aventuras que empezaban en la puerta de la casona y terminaban en los campos de naranjos o detrás de algún camión que era perseguido para capturar tesoros: cañas de azúcar o frescas frutas.

La casa quinta, en donde hoy funciona la Escuela de Cine, Video y Televisión de la Universidad Nacional de Tucumán, en Aconquija 729, le fue heredada a don José Octavio de su padre, Juan Manuel Terán, casado con María Antonieta de la Vega. La había mandado construir alrededor de 1934.

"Nací en esa casa en 1940; el parto se realizó en una de las cuatro habitaciones. Crecimos allí; era originalmente una casa de fin de semana, pero luego fue cedida a mis padres y, por cosas de la vida nos instalamos en Villa Marcos Paz, como se le decía anteriormente a esa zona. No era señorial, sino compacta y preciosa", comentó Celia Terán, una de las hijas de José Octavio.

Celia, una figura de renombre en la historia del arte de Tucumán, recordó que su abuelo se inspiró en el ingenio Santa Bárbara (Río Chico) para construir la casa; y reflejó en su estructura el estilo de la zona de Cantabria (España), de donde es originaria la familia Terán.

"Era una gran propiedad de muchas hectáreas, con campos de cítricos. El agua la proveía un surgente, que desembocaba en un tanque australiano. Una curiosidad: a un lado de la propiedad se instaló un frigorífico para congelar frutas; en un principio manzanas y limones. Hasta incluso se llegó a extraer esencia del limón. El terreno era tan espacioso que hasta teníamos un mono tití", destacó la historiadora. Por otra parte, contó que en las cercanías sólo tenían por vecinos a un par de familias y que la avenida Aconquiija era sólo un camino de ripio. En ese tramo de tierra jugaba con sus hermanos a "robar" algunas mercancías de los carros cañeros que venían del ingenio San José (también ubicado en Yerba Buena). Sus zapatillas blancas volvían embarradas, pero la felicidad era grande con el dulce tesoro que sostenía en sus manos, recordó Celia.

De España e Italia
En una publicación de la revista Yerba Buena, el arquitecto Carlos Ricardo Viola relató que el propietario de la casa formó parte del grupo fundador del extinto Banco Comercial del Norte, del cual ocupó varias veces la presidencia. También se desempeñó como director de los ingenios Los Ralos y Santa Lucía. Viola describió que la simplicidad del volumen de la vivienda y la traza de su planta la vinculan con la mejor tradición de las villas italianas. Sin embargo, destacó que ese clasicismo se confronta con las libertades del proyectista, que incorporó una cubierta saliente y triangular sobre el frente, al modo de las casas de las montañas cantábricas. Así, remarcó el tímpano con pseudo columnas y con mensuras a la usanza vasca. El frente estuvo decorado con relieves verticales, que simulaban "pans de bois" (entramados de madera de ascendencia nórdica). Este detalle ya no existe en la actual fachada.

"Durante el gobierno peronista la casa fue expropiada para la UES (Unión de Estudiantes Secundarios). Sin llegar a utilizarse para ello, pasaría luego a poder de la Universidad Nacional de Tucumán, y hoy funciona en ella la Escuela Universitaria de Cine. Es quizás por la misma ascendencia familiar que llevaría a que su construcción tenga estrecha similitud con el edificio que ocupa la administración del ingenio Santa Bárbara, propiedad de otra rama de los Terán, cerca de Río Chico, en el sur de la provincia", detalla el arquitecto. Juan Carlos Veiga, director de la Escuela de Cine, comentó que en los últimos años se han hecho reparaciones en los techos, canaletas, en la bóveda de aire y se ha pintado el exterior. "Pero la esencia de la antigua casa de campo no ha sido modificada", destacó.

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