18 Noviembre 2012
La Iglesia abrió casi medio centenar de causas para canonizar a religiosos y laicos argentinos que vivieron y actuaron de acuerdo con el Evangelio. Están en distintos grados de santidad, pero nunca llegó todavía a la canonización, que es el estadio último en la jerarquía de ascenso hacia los altares, es decir de devoción universal. El único que alcanzó la condición de "santo" es Héctor Valdivielso Sáez, a quien no se lo considera argentino del todo ya que nació en Buenos Aires pero su causa de canonización se inició en España, donde vivió y murió como mártir junto a otros de su congregación.
La religiosa Crescencia Pérez es la séptima argentina beata después de las monjas
Nazaria Ignacia March Mesa, María Tránsito de Jesús Sacramentado
(Madre Cabanillas o Madre Maravilla) y María Ludovica De Angelis, el coadjutor salesiano Artémides Zatti, la laica Laura Vicuña y el indio mapuche Ceferino Namuncurá. Entre los procesos más emblemáticos están los de Gabriel "Cura" Brochero, que evangelizó a lomo de mula las sierras cordobesas, y fray Mamerto Esquiú, que fue relator de la Constitución.
La religiosa Crescencia Pérez es la séptima argentina beata después de las monjas
Nazaria Ignacia March Mesa, María Tránsito de Jesús Sacramentado
(Madre Cabanillas o Madre Maravilla) y María Ludovica De Angelis, el coadjutor salesiano Artémides Zatti, la laica Laura Vicuña y el indio mapuche Ceferino Namuncurá. Entre los procesos más emblemáticos están los de Gabriel "Cura" Brochero, que evangelizó a lomo de mula las sierras cordobesas, y fray Mamerto Esquiú, que fue relator de la Constitución.
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