El Expreso de Oriente, el tren de los reyes o el rey de los trenes de alta gama

Sensuales damas, artistas notables, aristócratas inalcanzables y espías de todas las tendencia fueron -y son- los asiduos usuarios del mítico Orient-Express o Expreso de Oriente, tal cual como se lo conoce en los países de habla hispana. Un tren donde el lujo y el desenfado estaban a la orden del día. Aunque era mucho más que un mero circuito ferroviario: era el símbolo de un continente que expresaba su poderío a gran velocidad.

Varios ingleses -amantes de la síntesis y los viajes- escenificaron sus creaciones en este suntuoso tren. Graham Greene, Agatha Christie, y los guionistas de la saga de James Bond inmortalizaron el viaje de París a Constantinopla. Quizás, seducidos por la magia, el ritmo y la intensidad de sus clásicos compartimientos de caoba. Nada menos que 19 novelas, seis películas y una obra musical se escribieron y filmaron en el Orient-Express. Entre la realidad y la ficción nació un mundo que aún sigue siendo un espacio de lujo para el pasajero. Ya no se conocen espías a bordo del tren de los reyes o el rey de los trenes, ahora se llama Venice Simplon-Orient-Express. Pero aún recomiendan al viajero no presentarse a cenar de jean ni remeras. Sólo traje o esmoquin. Y las mujeres, de vestidos formales o semiformales.

Comenzó a rodar el 4 de octubre de 1883. Murió y resucitó tres veces. La última, en 2009. Hoy tiene capacidad para 252 pasajeros en 11 coches-cama, tres restaurantes, un coche-bar y dos más para el personal y equipaje. Persiste el modelo de calidad y lujo a Londres-París-Venecia (y viceversa); París-Venecia-Florencia-Roma (y viceversa); Venecia-Praga-París-Londres; Venecia-Lucerna-París-Londres; París-Budapest-Bucarest-Estambul y París-Estambul-Bucarest-Budapest-Viena-Venecia.