14 Septiembre 2012
WASHINGTON.- El agresivo esfuerzo del republicano Mitt Romney por criticar la política exterior del presidente, Barack Obama, en la noche del martes y poco después del ataque en Libia al consulado norteamericano, se convirtió en una debacle de relaciones públicas para la campaña opositora.
Romney ingresó rápidamente en una crisis de política internacional con una descripción de un Gobierno estadounidense deshaciéndose en disculpas, después de que turbas atacaron sus oficinas en Bengasi y en El Cairo. Se refirió así a un comunicado en el que funcionarios de EEUU criticaron un video antiislámico en un intento por aliviar las tensiones; el pronunciamiento fue emitido antes de que las protestas se salieran de control.
El postulante republicano reiteró su crítica aún después de que ya sabía que el documento había sido previo al atentado. "La primera respuesta debe ser indignación por la violación de la soberanía de nuestra Nación; una disculpa por los valores estadounidenses nunca es el camino correcto", afirmó.
Esta situación fue aprovechada por Obama, quien ridiculizó a Romney y dijo que tiene la tendencia a "disparar primero y apuntar después". "Como Presidente -agregó-, una de las cosas que he aprendido es que no puedes hacer eso. Es importante que te asegures de que tus dichos estén respaldados por los hechos". A su vez, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, condenó ayer la película islamofóbica y dijo que la producción era "abominable y reprochable".
El mandatario reclamó a Libia y a Egipto que garanticen la seguridad de sus delegaciones diplomáticas, y ordenó el envío de dos destructores y una unidad de 50 marines a la costa libia para cumplir tareas de prevención, medida que fue calificada de "lógica" y "prudente" por el portavoz del Pentágono, George Little.
Las palabras de Romney fueron criticadas por analistas de política exterior por romper la tradición de larga data de cerrar filas en torno a un Gobierno en una crisis. Muchos lo acusaron de apresurarse demasiado para hacer una declaración con lo que resultó ser una tragedia; incluso algunos opositores advirtieron que el intento de iniciar un debate legítimo sobre la estrategia internacional de Obama podía ser visto como un desagradable oportunismo político. (Reuters-AFP-DPA)
Romney ingresó rápidamente en una crisis de política internacional con una descripción de un Gobierno estadounidense deshaciéndose en disculpas, después de que turbas atacaron sus oficinas en Bengasi y en El Cairo. Se refirió así a un comunicado en el que funcionarios de EEUU criticaron un video antiislámico en un intento por aliviar las tensiones; el pronunciamiento fue emitido antes de que las protestas se salieran de control.
El postulante republicano reiteró su crítica aún después de que ya sabía que el documento había sido previo al atentado. "La primera respuesta debe ser indignación por la violación de la soberanía de nuestra Nación; una disculpa por los valores estadounidenses nunca es el camino correcto", afirmó.
Esta situación fue aprovechada por Obama, quien ridiculizó a Romney y dijo que tiene la tendencia a "disparar primero y apuntar después". "Como Presidente -agregó-, una de las cosas que he aprendido es que no puedes hacer eso. Es importante que te asegures de que tus dichos estén respaldados por los hechos". A su vez, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, condenó ayer la película islamofóbica y dijo que la producción era "abominable y reprochable".
El mandatario reclamó a Libia y a Egipto que garanticen la seguridad de sus delegaciones diplomáticas, y ordenó el envío de dos destructores y una unidad de 50 marines a la costa libia para cumplir tareas de prevención, medida que fue calificada de "lógica" y "prudente" por el portavoz del Pentágono, George Little.
Las palabras de Romney fueron criticadas por analistas de política exterior por romper la tradición de larga data de cerrar filas en torno a un Gobierno en una crisis. Muchos lo acusaron de apresurarse demasiado para hacer una declaración con lo que resultó ser una tragedia; incluso algunos opositores advirtieron que el intento de iniciar un debate legítimo sobre la estrategia internacional de Obama podía ser visto como un desagradable oportunismo político. (Reuters-AFP-DPA)
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