Gracias
Bienvenido. Bienvenido al oficio más apasionante del mundo. Te estábamos esperando. Ansiábamos que las palabras salieran de tus dedos. Y rápidas, con huérfana desesperación, fueran en busca de otros ojos. Tus historias se colaron en nuestras páginas y pantallas. Desnudaste al político incumplido, al inspector tramposo, al ladrón malvado, al vecino desagradable, al piropeador atrevido, a la maestra ociosa y a muchos más.

Te has convertido, lector, en partícipe del proceso informativo. Debemos confesar que, al principio, tuvimos miedo. Esto de hacer periodismo entre todos a veces nos confunde. Nos preguntamos si eras de fiar. Si valía la pena dedicarse a escribir cuando cualquiera cuelga en internet lo que está pasando al instante. Cuando cada dueño de un móvil cuenta en qué plaza hay que reunirse para protestar. Cuando todo funcionario y cada famoso tienen un instrumento con el que dan a conocer sus pensamientos. Cuando sabemos, sin asomo de dudas, que los diarios de papel, tal y como los conocemos, morirán en un par de décadas. Cuando las redes sociales se erigen como generadoras absolutas de información.

La respuesta a esos temores la hallamos en vos. La ciudadanía seguirá necesitando de hombres y mujeres con tripas, talento, olfato y voluntad para contar historias. Para develar los secretos que el poder pretende esconder. Para chequear y verificar datos. Para convertir a la escritura en un deleite. Esos son los periodistas que pervivirán. Gracias por devolvernos el entusiasmo.


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