Descanso total en la ciudad sin prisa

Las posibilidades para las vacaciones que ofrece la costa atlántica son numerosas. Tal vez por eso sigue siendo el destino más buscando por los tucumanos que se deciden por el turismo nacional para sus vacaciones.

En medio de este abanico de ofertas se destaca Mar de las Pampas, la llamada "ciudad sin prisa", un remanso donde el visitante puede disfrutar del sol y la playa pero también de momentos de paz en armonía con la naturaleza.

Mar de las Pampas se encuentra pocos kilómetros al sur de Villa Gesell, pero no tiene nada que ver con su bullicio urbano. Frondosos bosques y amplias playas de arena blanca distinguen Mar de las Pampas, destino que año a año va ganando más adeptos. Es un lugar para toda la familia o para parejas solas de cualquier edad. Y también para los jóvenes, ya que si estos quieren boliches, les alcanza con trasladarse a Villa Gesell. Sin embargo, cada vez son más los que prefieren armar fogones en la playa con guitarra o con la música que llevan.

Los amantes de la pesca cuentan con infraestructura para dedicarse al deporte, mientras que para los audaces se está imponiendo el kitesurf, una mezcla de paracaídas con una tabla para saltar olas.

También pueden hacerse cabalgatas por los bosques, alquilando caballos, bicicletas o, sencillamente a pie. Es la mejor manera de disfrutar el aroma de la naturaleza. Los que prefieren más adrenalina pueden andar entre las dunas en cuatriciclos.

Entre las excursiones más recomendadas se encuentra la visita al Faro Querandí, donde hay una enorme reserva ecológica. Se va en camiones o en 4x4. Se puede practicar sandboard (el skate sobre arena) y sacar fotos muy buenas del paisaje.

La infraestructura hotelera es muy variada. Hay importantes hoteles pero también cabañas que ofrecen todas las comodidades. También se pueden alquilar casas o departamentos y, por supuesto, como en toda la costa, hay sitios para acampar.

Los precios son similares a los del resto de la costa. Por ejemplo, una picada para dos puede costar unos $ 80, mientras que una cerveza artesanal vale unos $ 25. En cuanto a la comida, tanto para almuerzo o cena, un plato cuesta entre $ 40 y $ 75. Los más caros son los elaborados, por ejemplo, sobre la base de truchas.