Una parada obligada debajo del "Cochucho bendecido"

Una parada obligada debajo del "Cochucho bendecido"

Un árbol con historia propia, según cuenta la leyenda de los lugareños

A LA MESA. Los chicos comparten la cena antes de irse a domir temprano. LA GACETA / FOTO DE EZEQUIEL LAZARTE A LA MESA. Los chicos comparten la cena antes de irse a domir temprano. LA GACETA / FOTO DE EZEQUIEL LAZARTE
11 Septiembre 2011
A mitad de camino, entre El Siambón y Las Arquitas, la primera parada obligada para los maestros que suben a la montaña a caballo es un sitio llamado "Cochucho bendecido". Es un pequeño paraje que debe su nombre a una anécdota tan añeja que todavía se cuenta de boca en boca, pero que ya nadie recuerda cuándo ocurrió en realidad.

Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en que se organizó una procesión religiosa a Las Arquitas. Un sacerdote encabezaba la marcha de un centenar de fieles que subían de a pie. Pero, de pronto, los sorprendió una lluvia con vientos fuertes que obligó a todo el mundo a detener la marcha. Dicen los lugareños que durante el aguacero no se veía ni a un metro de distancia. Sin dudarlo, en ese momento el cura resolvió dar una misa en el mismo sitio para implorar por un clima benévolo.

El altar se improvisó debajo de un "Cochucho", un árbol inerme que alcanza una altura de 15 metros, con tronco de hasta 60 centímetros de diámetro, de corteza lisa, gris clara. Es el único árbol que tiene las ramas en forma de cruz. Debajo de ese ejemplar siempre se encuentran cenizas de un fuego reciente, porque es el "paradero de paso" para cruzar al otro lado de la montaña. Después de "Cochucho bendecido" quedan otras tres horas de cabalgata hasta Las Arquitas.

Comentarios