En Amaicha amanecieron celebrando a la Pachamama

En Amaicha amanecieron celebrando a la Pachamama

Veladas, ofrendas y folclore, los ingredientes para preparar la fiesta

PRECALENTANDO. Alrededor de la plaza los visitantes improvisaron peñas. Puro ritmo y melodías calchaquíes.  LA GACETA / FOTO DE JULIO MARENGO PRECALENTANDO. Alrededor de la plaza los visitantes improvisaron peñas. Puro ritmo y melodías calchaquíes. LA GACETA / FOTO DE JULIO MARENGO
01 Agosto 2011
Muchos amanecerán desvelados hoy. Muchos se habrán ido a dormir con las primeras luces del alba. Con las gargantas secas de tanto folclorear, las ropas impregnadas de olor a humo, pero los corazones alegres por el efecto del Yerbiao.

Desde ayer por la tarde las veladas se repartieron en diferentes puntos de Amaicha del Valle. Por las calles corría la voz mientras se armaba la juntada. El boca en boca era más efectivo que una red social. Antes de que el sol se escondiera -porque a diferencia del resto de la provincia, el sol allí salía de a ratos-, ya todos sabían dónde sería "el lugar".

Las más grandes se organizaron en la casa de Celia Andrade y en el centro cultural de Los Zazos. Son reuniones en las que se canta folclore, se queman yuyos (sahumado) y se espera que despunte el día para comenzar con los rituales a la Madre Tierra.

Según los pobladores, la clave está en la piedra que cubre el hueco que contiene las ofrendas. Al amanecer desarman la Apacheta (montículo de rocas) y quitan la piedra para conocer el mensaje.

Según sus creencias, todo lo que quieren saber acerca de cómo será la cosecha está grabado en esa piedra. La "Mama Pacha" les predice el futuro de las plantaciones. Esto es muy importante, por eso las ofrendas son generosas cada año (a ver si el augurio es mejor). La velada termina al amanecer, después de quitar la piedra y sacar las ofrendas del año anterior. Pueden ser de todo tipo: vinos, pelones, maíz. Con ella van los pedidos. Algunos ruegan por la salud, otros por la familia o hasta por los estudios.

Este es el caso de Esteban Galiardi, un joven que viajó desde Buenos Aires para participar por segunda vez. "El año pasado le pedí que me fuera bien en los estudios. Además, tenía muchas trabas en otras cosas y en todo me fue muy bien", contó entusiasmado.

Al mediodía los rituales continúan. Se colocan las nuevas ofrendas, que recién las sacarán en 2012. Algunos cuentan que los vinos después de un año añejándose en las entrañas de la tierra, tienen un sabor insuperable. Un regalo más de la Pachamama.

Esta fecha la comparten muchos otros pueblos del norte hasta Bolivia. En Tucumán, el festejo más popular es en febrero y se mezcla con la algarabía del carnaval. También se elige la mujer más anciana del lugar. Pero para los pobladores que viven de la agricultura esta fiesta es más significativa porque esperan un futuro fructífero y depositan en forma de ofrendas las esperanzas para el año próximo.

Hierbas quemándose, regalos y cantos. Un microclima en el que nadie se acordó de la nieve.

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