Para usar el baño hay que reservar turno

Para usar el baño hay que reservar turno

Julio, padre de ocho hijos, asegura que la clave para la convivencia feliz es la vida en valores y la buena organización. En Tucumán, las estadísticas indican que los hogares de familia numerosa son cada vez menos. Pero todavía se los encuentra; y muchos de ellos, como los Berta, disfrutan de la vida en clan. A su vez, los Dellepiane son ejemplo de una nueva familia: la de los tuyos, los míos y los nuestros.

UN CLAN INDESTRUCTIBLE. La familia Berta, ayer, en su casa, en un alto en los preparativos del cumple de 15 de Micaela, una entre ocho hermanos. LA GACETA / ANALIA JARAMILLO UN CLAN INDESTRUCTIBLE. La familia Berta, ayer, en su casa, en un alto en los preparativos del cumple de 15 de Micaela, una entre ocho hermanos. LA GACETA / ANALIA JARAMILLO
15 Mayo 2011
En la familia de los Berta se reserva turno para usar el baño, se distribuyen las tareas domésticas y hay dos televisores, para mitigar en parte la disputa por el señorío del control remoto. Y es "en parte" porque los Berta representan en Tucumán la declinante franja estadística de las familias numerosas de 10 miembros: papá, mamá y ocho hijos. En porcentajes, apenas el 0,44% del total de hogares tucumanos.

Julio y María Teresa tienen 48 años, se casaron a los 23 y armaron un hogar poblado sin habérselo propuesto. "Es parte de nuestros valores. Desde que nació Belén (25) hemos estado muy abiertos a la voluntad de Dios. Uno ha tratado de poner su parte, pero Dios ha hecho su proyecto", se ríe Julio, insinuando que el refranero "el hombre propone y Dios dispone" se ha legitimado con la historia de los Berta. La charla transcurrió en la víspera de una jornada tremendamente especial: los preparativos para el cumple de 15 de Micaela, anoche. Para el evento, casi todos han ayudado: Javier (24), Gabriel (21), Ignacio (20), Antonella (16), Maximiliano (12) y Luciano (11).

¿Cómo hacen en la vida diaria? "En casa siempre estamos cuidando el tema de la organización: tratamos de cuidar el horario del almuerzo, porque es entonces cuando hablamos de todos los temas, en particular de los que más pueden impactar en los adolescentes", cuenta Julio. Y acerca un "organizador": después del desayuno, cada uno lava su taza; todos saben prepararse una comida rápida; y las chicas saben cocinar (aunque no lo hacen de rutina). "Anoche hemos hecho un listado de tareas por el cumple de Mica", ejemplifica. Pero no todas son rosas: un tema conflictivo es el uso del baño. "Es todo un tema cuando hay algún evento, en ese caso nos fijamos horarios de uso. Por ejemplo, los días en que vamos a misa, entra primero al baño el primero que va a misa", afirma papá Berta. Para la familia, estos son tiempos de mudanza: el clan Berta, que ha vivido toda su vida en departamento (planta alta, por escaleras), está a punto de mudarse a una casa más amplia, en Lomas de Tafí. Para ellos, no es un tema menor: Belén, la mayor de la familia, nació con una discapacidad que la ciencia médica no ha podido rotular hasta ahora, y que le impide todo tipo de movimiento. "Vamos a ganar en calidad de vida, tanto para Belén como para el resto", apuesta Julio. En su racconto de un día en la casa de los Berta, Julio apunta: "sin una esposa como María Teresa, armar una familia como la nuestra habría resultado imposible". Ahora que tiene los hijos más grandes, María Teresa está estudiando profesorado en Ciencias Biológicas: y sus hijos la ayudan en Física y en Matemática.

Como en toda familia numerosa, siempre hay un "pobre angelito" (el pequeño travieso) que pone la nota en tiempo de vacaciones. El más grande, Lucas, se les perdió una vez en la Terminal de Ómnibus de Córdoba. Es el mismo al que en Mar del Plata le ponían mallitas color fluor, para reconocerlo entre la multitud playera.

Soluciones salomónicas

Otro tema que les ha requerido soluciones salomónicas es la televisión: tuvieron que instalar un aparato en el dormitorio matrimonial (documentales, pelis, noticiero) y otro en el living ( casi de todo un poco, salvo realities, tema este último duramente consensuado con los padres). Ellos saben que para vivir en esta familia hay reglas que cumplir, pero todo se discute, en el buen sentido", explica Julio, que cumple con el perfil del padre preferido por los amigos del hijo: bancador, piola y confidente. "Cuando mi hijo de 24 años estaba en edad de salidas, nos turnábamos con los otros padres para ir a buscarlos. Un día los traía en la camioneta de Las Lomitas, me paro en una estación de servicio y los invito a desayunar. Mientras yo leía LA GACETA, hablábamos de todo: pero lo que más pedían ellos eran límites. Desde entonces, me invitaban siempre a las reuniones del Día del Amigo: yo aportaba el Fernet: pero aportaba la cuota necesaria. Y si me ha tocado atenderlos machados, yo los atiendo, los escucho, hablo con ellos: después vendrá el momento de ponerles los puntos sobre las íes", concluye.

Comentarios