La dinastía que va sumando hijos, abuelos y nietos

La dinastía que va sumando hijos, abuelos y nietos

15 Mayo 2011
Si a Susana Uda viuda de Dellepiane le piden que llene un formulario para algún trámite administrativo, cuando llega al casillero "hijos", la mente se le debate entre las exigencias burocráticas y los dictados del corazón. Más que el testimonio de que Tucumán no es impermeable a los "nuevos modelos de familia", la historia de los "Uda -Dellepiane" ( y D?Hiriart, ya se verá por qué) es la historia de gente que ha apostado al amor por sobre la genética.

"Mi hija Fernanda de Souza (28) es producto de mi primer matrimonio: y luego me casé con Carlos "Lalo" Dellepiane, que murió hace dos años, y que ya venía con Carlitos (40) y Ana (36), producto de su matrimonio con Ana María D?Hiriart. A su vez, con Lalo tuvimos a Inés (23) y a Anastasia (20). Con Ana María siempre hemos tenido una relación impresionante; es más, compartimos fiestas de Año Nuevo, cumpleaños y Navidades, y las seguimos compartiendo, aun cuando Lalo ya no está. Para mí, todos ellos son mis hijos, y los cuatro hijos de Anita (Valentina, Victoria, Simón y Máximo) son mis nietos. Los chicos dicen: "tengo tres abuelas". Y es una historia que surgió naturalmente, por nuestra manera de pensar y de sentir. Lalo ha sido un padre muy presente y absoluto con todos sus niños, y yo acompañé esa situación con mucho afecto. Ana maría, la ex esposa de Lalo, se volvió a casar; y sus hijas de ese matrimonio son muy amigas de mis hijas, comparten muchos eventos familiares. Conozco los gustos de cada uno de los chicos; y de los hijos del segundo matrimonio de Ana María", cuenta Susana.

"Sé que a la gente le resulta extraño que esto pase. Pero los afectos priman y empezás a establecer lazos sólidos", admite Susana, que es procuradora y empleada en una repartición estatal).

"Lalo se reunía con la mamá de los niños, y nunca hubo ninguna fricción, en 24 años. Es más, fuimos manteniendo las tradiciones familiares, aun después de la muerte de Lalo", continúa.

"A la última Navidad la pasé en la casa de Anita, pasamos fiestas con Carlitos, ellos circulan siempre por acá. Victoria viene a casa a usar la computadora porque la de ella no anda. Tengo una anécdota del suegro de Anita, que también es separado y que se volvió a casar. El dice: "en otras casas, los abuelos van desapareciendo, acá, los abuelos se reproducen". Anita consiguió un terreno cerquita de casa y Ana María se mudó también a Yerba Buena, así que ahora estamos todos viviendo cerca. Acá no existen las palabras hermanastro ni medio hermano. Esas palabras que, quizás inconscientemente, hacen una diferencia entre hermanos. Cuando alguien me corrige, yo les digo: no, nosotros no usamos esas palabras, porque esas palabras incentivan el discurso de la diferencia. Lalo ha sido el gran constructor de todo esto, era una persona muy cálida, era un padrazo".

Comentarios