Bin Laden pasó sus últimos años como un prisionero en su mansión

Bin Laden pasó sus últimos años como un prisionero en su mansión

Sus días transcurrían entre tareas domésticas y largas horas frente a la computadora.

IMPONENTE INMUEBLE. Ni Bin Laden ni los otros habitantes salían del complejo, ni para sacar la basura. AFP IMPONENTE INMUEBLE. Ni Bin Laden ni los otros habitantes salían del complejo, ni para sacar la basura. AFP
09 Mayo 2011
WASHINGTON, Estados Unidos.- Como un prisionero, encerrado detrás de altos paredones y alambres de púas de su mansión de Abbottabad, en Pakistán. Así pasó sus últimos cinco años el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden. Los funcionarios norteamericanos estiman que sus días transcurrían entre tareas domésticas y largas horas frente a la computadora, a la espera de los pendrives llenos de información que le acercaban sus mensajeros.

A diferencia de otros tiempos, el terrorista no se encontraba rodeado de guardaespaldas. Sólo lo acompañaba un mensajero paquistaní de confianza y su hermano, que también era el encargado de comprar cabras, ovejas y gaseosas de cola para los habitantes del complejo, entre ellos, su quinta esposa y sus hijos. El terrorista, a quien se acusa de los atentados de 11 de Septiembre, no se ocupaba de las vacas y los búfalos que se criaban en el lado sur del complejo, algo que hacían los otros hombres de la casa, informó el diario porteño "La Nación".

Estados Unidos dice que sabe muy poco sobre los últimos años de Bin Laden y de su estilo de vida en del complejo. Sin embargo, de entrevistas con militares y agentes de inteligencia de Estados Unidos y Paquistán, así como con vecinos de la mansión, ha surgido el retrato de un hombre aislado, quizás un poco aburrido, que presidía la vida familiar mientras planificaba el caos mundial.

Los vecinos conocían a la familia como los Arshad Khan y Tariq Khan, que eran los alias locales del mensajero paquistaní -que también se hacía llamar Abu Ahmed al-Kawaiti- y su hermano. Según manifestaron, los Khan eran bastante tranquilos, pero se mantenían siempre dentro de ese perímetro de muros de concreto de cuatro metros de alto.

Nunca invitaron a nadie a la casa ni visitaron a nadie, aunque sí iban a la mezquita. Las mujeres sólo salían con sus maridos y en auto, cubiertas con burkas negras. Los chicos rara vez jugaban afuera. Cuando los niños del barrio arrojaron por error una pelota dentro del perímetro amurallado, los Khan prefirieron darles dinero para que se compraran otra antes que permitirles entrar al complejo.

Los funcionarios del Congreso que recibieron informes de inteligencia la pasada semana manifestaron estar sorprendidos por la forma en la que ese estilo de vida, recluido y sin tecnología, protegió a la cabeza de Al Qaeda durante tantos años. El senador Jack Reed, demócrata de Rhode Island y miembro del Comité de Servicios Armados, dijo que un entorno tan reducido evidentemente tenía por objeto captar la menor atención posible. Pero  también se mostró sorprendió de que Bin Laden no estuviese mejor preparado para un ataque. "No había ni vías de escape, ni túneles, ni siquiera cuartos secretos donde esconderse dentro de la casa", señaló. "Es inevitable preguntarse si esa vida rutinaria y monótona le hizo bajar la guardia". (Especial)

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