Un día en la vida de una tucumana presa tiene 17 horas

Un día en la vida de una tucumana presa tiene 17 horas

La mañana se reparte, desde temprano, entre la limpieza y los talleres. Los miércoles y los domingos son días de visita. Descansos y cambios de guardia.

LA GACETA / OSCAR FERRONATO LA GACETA / OSCAR FERRONATO
08 Mayo 2011
Las internas se levantan todos los días a las 6 en la cárcel que no se parece a una cárcel. Nada en la fachada da cuenta de que ese es el Instituto de Rehabilitación Santa Esther. Está al lado de la comisaría de Banda del Río, que tiene en el frente el escudo de la Policía, autos y camionetas de la Policía, y agentes de Policía. El penal de mujeres, en cambio, es una larga pared, interrumpida por una reja azul cerrada con un candado. Cuando se la traspasa, tampoco parece una penitenciaria. La disimulan una cisterna y varios montículos de áridos con los que trabajan un par de albañiles. Una larga y herrumbrada escalera adherida al lado interno del muro, que lleva a un mirante precario, es todo el indicio físico que se encuentra en la entrada.

El perímetro, eso sí, está desmalezado. Justamente, hasta las 7 (a esa hora se sirve el primer desayuno) están abocadas a la limpieza del sector donde duermen y de la parte del edificio que les corresponde asear. No es un inmueble grande. Esa geografía reducida, y el hecho de que sólo haya 38 alojadas en la actualidad, hace posible que, según asevera la directora, Silvana Martínez, pueda conocerse personalmente a cada una de las procesadas y de las penadas. El seguimiento individual de la conducta, desde el ingreso hasta que el egreso definitivo, se vincula directamente con la aplicación del Régimen de Progresividad de Conducta, que pauta la Ley 24.660.

A las 8 comienzan las primeras labores. Las actividades asignadas han surgido de las recomendaciones de los psicólogos que atienden a las presas desde el día en que llegan. Ellos también sugieren dónde alojarlas, qué tratamiento brindar a las que tienen adicciones; cómo integrarlas con el resto de la población carcelaria; si recibirán visitas y con qué frecuencia; y qué contención dar a la familia, por ejemplo, si hay hijos menores.

Los talleres de manualidades con los que cuentan son los de corte y confección, cotillón, rosarios y denarios (una capilla de Banda del Río Salí los compra) y pintura. También reciben educación física y educación a distancia, para completar la escuela primaria o Educación General Básica. En breve, se ampliará a la secundaria o Polimodal. Y hay tareas que reciben una mínima retribución económica: huerta y jardinería, cocina y "cloaquería" (baños). Todos estos quehaceres tienen una pausa a las 10.30, cuando se sirve el segundo desayuno. Y se interrumpen nuevamente a las 12.30, cuando tiene lugar el almuerzo. Lo que comen las internas es lo que también comerán las guardias y la propia directora.

Se descansa hasta las 15.30. Esa siesta esta reservada para las apresadas, que se dedican a leer, a reposar o a estar con sus hijos: en el penal viven menores con sus madres hasta los cuatro años de edad.

La tarde también tiene trabajo, pero varía según el día. Los miércoles y los domingos hasta cambian los horarios porque son las jornadas de visita, de 14 a 18. El resto de la semana continúan los talleres, salvo cuando hay actividades de la Pastoral Penitenciaria.

Las 19 marcan un límite riguroso: el cambio de guardia. Para entonces ya debe estar realizada la segunda limpieza. A las 20, además, se sirve la cena y cada una va a su sector. Hay dos pabellones generales, pero está previsto que se unifiquen cuando termine la obra de ampliación. Existen, además, un sector para "madres" y otro para "aisladas". Este último se emplea para situaciones especiales, como los de internas que piden estar solas porque recién llegan, o porque atraviesan períodos de crisis.

Para las que ya han cumplido la mitad de la condena cabe la posibilidad de los "permisos transitorios", que permiten irse el sábado y regresar el domingo. Y, por supuesto, están los "permisos extra muro", mediante los cuales se sale a la mañana y se retorna a la noche. Se otorgan a quienes realizan un trabajo debidamente certificado, aunque también se conceden para quienes estudian. De hecho, desde la directora hasta las guardias se enorgullecen de la interna que cursó la carrera de Ingeniería en Sistemas en la Facultad Regional Tucumán de la Universidad Tecnológica Nacional y se recibió. Hoy, la profesional se encuentra en libertad condicional.

A las 23 se apaga la televisión.

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