Con $ 199 se puede empezar a ser espía aficionado

Con $ 199 se puede empezar a ser espía aficionado

Para la Justicia ya es frecuente recibir grabaciones realizadas por equipos amateurs disfrazados de lapiceras, relojes y hasta latas de gaseosa. La mayoría no obtiene videos con la calidad requerida. "La sociedad está alarmada", asegura un investigador privado.

NO SON LO QUE PARECEN. Simulan ser objetos comunes y corrientes, pero se trata de modernos dispositivos que cuentan con pequeñas filmadoras. NO SON LO QUE PARECEN. Simulan ser objetos comunes y corrientes, pero se trata de modernos dispositivos que cuentan con pequeñas filmadoras.
31 Mayo 2010
Señor delincuente: si está cometiendo un delito, deje de sonreír; probablemente lo están filmando. Lapiceras, relojes deportivos y latas de gaseosas pueden no ser lo que aparentan. En su interior, cuidadosamente camuflado, quizás exista un pequeño equipo de grabación de video o de sonido registrando cada movimiento suyo. De ser así, comience a rezar para que quien colocó el dispositivo no cuente con una orden judicial.

Estos aparatos parecen formar parte del repertorio del Superagente 86, aquel personaje de TV de los 60. Sin embargo, ya están en manos de muchos tucumanos. "En algunos casos, suelen obtener grabaciones de calidad muy baja. Los equipos de alta resolución no están económicamente al alcance de todos", explicó el oficial César Agüero, jefe del área informática de la División Homicidios y Delitos Complejos de la Policía.

Varios locales de la provincia distribuyen cámaras ocultas y otras tecnologías utilizadas por espías amateurs. Aún así, la mayor diversidad se encuentra en los sitios de internet dedicados a publicar avisos de compra y venta. Allí se ofrecen equipos que van desde $ 199 hasta $ 1.299. Ninguno es de alta definición. "Las filmadoras que la Municipalidad instaló en la vía pública y las de las instituciones bancarias tienen un alcance de hasta 150 metros. Con los equipos comunes, si se realiza un acercamiento para tratar de identificar un rostro, posiblemente afrontemos dificultades", detalló Agüero.

Esto no desanima a los improvisados investigadores que buscan sorprender a alguien pidiendo una coima o vendiendo drogas. "En los últimos tiempos noté que la gente a veces opta por prescindir de la contratación de un experto en esta área. Hay casos en los que obtienen grabaciones de forma fortuita. Por ejemplo, cuando filman a un varita en una situación comprometida; eso sucede porque la sociedad está alarmada y presta para registrar cualquier situación", dijo Francisco Ramón Bacche, investigador privado y ex policía. Además, aclaró que conseguir las imágenes adecuadas no es nada fácil. "Hay que saber dónde ubicar las cámaras y estas deben brindar nitidez. Un celular difícilmente pueda obtener un video útil para un caso sobre divorcio. También se le debe dedicar mucho tiempo a esta tarea. En una investigación, nosotros trabajamos 10 horas diarias. Estas pueden ser continuas o alternadas, según lo pactado con el cliente", añadió Bacche.

Celulares y computadoras

"Hoy en día, las computadoras y los teléfonos celulares pueden ser intervenidos por usuarios. Situaciones que van desde la posibilidad de que un hombre esté monitoreando las llamadas y mensajes de la esposa por el celular, hasta los ataques dirigidos para extraer las contraseñas de las computadoras por parte de un delincuente informático", le dijo a LA GACETA el ingeniero mexicano Andrés Velázquez, director de MaTTica, el primer laboratorio de investigaciones digitales en América Latina.

El experto tiene opinión formada sobre aquellos individuos que espían a otros utilizando novedosos dispositivos. "Quienes cometen los delitos son las personas, no las computadoras. La tecnología es usada para mejorar las interacciones entre los seres humanos, pero hay quien busca obtener provecho propio", remarcó. Añadió que estos avances son usados por muchos gobiernos. "Se los utiliza como inteligencia para detener el crimen organizado", dijo.

Con autorización

Fiscales y jueces tucumanos están cada vez más habituados a recibir grabaciones conseguidas de forma casera. "Entiendo que ciertas tecnologías están al alcance prácticamente de todos. Hoy vemos mucha variedad de cámaras ocultas. Pero la obtención de una evidencia no es algo tan sencillo", afirmó María de las Mercedes Carrizo, titular de la Fiscalía de Instrucción de la IX Nominación. El trabajo de la investigadora es, básicamente, lograr pruebas para tratar de demostrar que una persona violó el Código Penal. En ese sentido, explicó que no se puede espiar a alguien a la ligera. "Toda vez que se realiza este tipo de tarea debe ser con conocimiento y autorización de un juez. De lo contrario, la tarea no tiene legitimidad y se estaría incurriendo en una falta tan grave como obligar a declarar a una persona en su contra", aseveró la fiscala.

En los juzgados de Instrucción piensan igual. "La obtención de evidencias no debe violentar garantías constitucionales. Si el registro de voz o video no está amparado por una orden judicial, no sirve. Quizás pueda incorporarse a una causa como elemento indiciario, es decir, complementando evidencias. Pero si toda la causa está sustentada en eso no tiene valor probatorio", explicó una alta fuente consultada por LA GACETA.

Recientemente, una red de presuntos dealers fue arrestada en la Costanera. Habían sido "cazados" en plena acción delictiva por la cámara de un vecino. Cuando ese video se dio a conocer, hubo preocupación en la Justicia Federal y en la Policía. "Eso es solamente una pequeña parte del cuadro investigativo. Tiene que ser una tarea completa; no alcanza con filmar e irse", aseguró un investigador.

En ese sentido, Carrizo aseveró que lo apropiado en estos casos es darles aviso a las autoridades competentes. "Cuando un ciudadano considera que se está cometiendo un delito, debe presentarse en la comisaría e informar lo que ocurre. Son los canales adecuados para que la investigación se realice correctamente. De lo contrario, un juez puede acabar dictando la nulidad de la causa", advirtió.

Así, grabar a un delincuente en plena acción no siempre cuenta para la Justicia. Pero, por las dudas, no sonría, señor ladrón.

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