No quiere morir sin saber dónde están los restos de su hermano

No quiere morir sin saber dónde están los restos de su hermano

Hubo relatos dramáticos durante el juicio por el centro de detención en la ex Jefatura. La hermana de un ex diputado provincial desaparecido conmovió a la sala, igual que la esposa de un secuestrado.

UN ACUSADO. Menéndez siempre es trasladado en una ambulancia del Siprosa hasta la sala de audiencias. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO UN ACUSADO. Menéndez siempre es trasladado en una ambulancia del Siprosa hasta la sala de audiencias. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
28 Mayo 2010
- "Tengo 81 años; no quiero cerrar mis ojos sin saber dónde están los restos de mi hermano".

- "Andaban con botas y armas largas. Mi hijo se abrazó al cuello de su padre y pedía que se lleven todo, pero no al padre".

Los dos textos son párrafos de dos relatos dramáticos y conmovedores que se escucharon ayer en el recinto del Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF), en el marco del juicio por el funcionamiento del centro clandestino de detención en la ex Jefatura de Policía. Por este proceso se juzga a Luciano Benjamín Menéndez, a Roberto Albornoz y a Luis y Carlos de Cándido. Antonio Bussi fue separado de la causa por razones de salud.

Caso Lechessi
"Tengo 81 años; no quiero cerrar mis ojos para siempre sin saber dónde están los restos de mi hermano, Raúl Lechessi", clamó ayer entre lágrimas, Angela Lechessi de Massa, en uno de los momentos más emotivos de la audiencia por violaciones a los derechos humanos en el TOF.

La querellante Laura Figueroa le aseguró que el cuerpo del diputado provincial fue enterrado en el ex Arsenal Miguel de Azcuénaga, que es donde se lo habría visto por última vez luego de pasar por los centros clandestinos de detención de la ex Jefatura de Policía y de la Escuelita de Famaillá.

La testigo recordó que, mientras fue parlamentario y hasta el golpe de Estado, su hermano estuvo al frente de una comisión especial que investigó irregularidades y delitos cometidos por efectivos policiales y vinculó el secuestro con esta labor legislativa. Por este motivo, mientras era diputado, había sufrido un atentado con explosivos y el robo de importante documentación, e incluso admitió que su madre le había sugerido que abandone todo y se vaya del país.

"El 17 de junio del 76, una cuadra antes de llegar a su casa en avenida Soldati y Próspero García, dos autos Ford Falcon blancos lo interceptaron; bajaron cinco personas armadas, y mi hermano les dijo que no le hagan nada a su mujer, Delia Zarzosa, que lo buscaban a él. No puso ninguna resistencia y se lo llevaron en uno de los vehículos. Ella quedó tirada en el piso y nadie la ayudó porque todos estaban aterrados", relató.

Recordó que la búsqueda fue infructuosa en comisarías y en hospitales, sin noticia alguna. "Un día fuimos con mi cuñada a hablar con el gobernador Antonio Bussi. Le expusimos la situación y buscó en unas carpetas. Nos dijo que no figuraba, que tal vez se había ido solo del país o que lo habían sacado; dijo que era una persona importante con sus seguidores. El era hijo ejemplar, servidor de su país y de su Patria, y no se hubiese ido sin decirle a su madre que estaba vivo. Su ausencia nos llenó de dolor y desesperanza", afirmó, respecto del ex gremialista ferroviario.

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