"Nunca más debemos permitir que se deteriore"

"Nunca más debemos permitir que se deteriore"

REUTERS REUTERS
02 Mayo 2010
"El Teatro Colón debe ser conservado más allá del Bicentenario del 25 de Mayo. No hay otro coliseo como este: es un edificio muy significativo tanto para la Capital como para Argentina. Nunca más debemos permitir que se deteriore", exhorta Daniel Schávelzon, arquitecto, docente de la Universidad de Buenos Aires y especialista en arqueología urbana (que equivale a estudioso de los restos materiales del pasado que han quedado en las ciudades).

Aunque festeja el término de una refacción compleja, prolongada, conflictiva y, por momentos, de ejecución incierta, Schávelzon critica que el edificio no haya sido objeto de un mantenimiento periódico que evite llegar hasta el extremo de cerrarlo. "Hemos recibido una gran lección sobre el enorme costo que acarrean las restauraciones integrales. Los problemas del Teatro son el resultado de más de medio siglo de bajas o nulas inversiones en prevención", comenta sin pelos en la lengua.

Crítico del (mal) estado del patrimonio arquitectónico tucumano, el académico porteño e investigador del Conicet opina, además, que el Bicentenario de 2016 ofrece la oportunidad de desarrollar una verdadera política de protección de los edificios con valor histórico, artístico y cultural.

- ¿La refacción del Teatro habría recibido tanta atención de las autoridades sin los 200 años del 25 de Mayo?

- Considero que al Colón hay que conservarlo porque sí. Si esta es una oportunidad para terminar una obra que comenzó dos gestiones municipales atrás, fantástico. Pero la preservación es central para nuestro patrimonio. Así como las casas se vienen abajo sin un cuidado adecuado, los edificios antiguos necesitan una conservación permanente porque, de lo contrario, las dificultades son cada vez más graves. En el caso del Colón, que ocupa una manzana, obviamente los problemas pueden llegar a multiplicarse hasta el infinito. ¿Por qué esperar una situación límite para intervenir?

- ¿Puede la Argentina del presente edificar un coliseo de las características del Colón?

- El Teatro Colón es uno de los grandes legados de la Generación del 80. Esos dirigentes tenían un proyecto de país, que puede o no gustarnos, pero había objetivos indudables y esa decisión quizá sea lo que más se extraña en Argentina. El proyecto de esa Generación necesitaba obras monumentales. Si el Colón aún es magnánimo, imaginemos lo que significó hace un siglo... ¡Un monstruo! La Argentina de 1900 se lanzaba con todo al mundo. Quería posicionarse en el concierto de las naciones y la forma de hacerlo era construyendo el mejor teatro, no una bomba atómica. Nuestro país no estaba a la deriva.

- ¿Qué significa para una sociedad el haber perdido la capacidad de gestar instituciones de excelencia en el campo de la cultura?

- No podemos hacer un teatro, pero tampoco podemos dar de comer y educar a todos los chicos, o construir buenos hospitales. Está bien, si hay que elegir, prefiero un país donde haya trabajo y salud, aunque carezca de un teatro extraordinario. El problema es cuando no somos capaces de tener ninguna de las dos cosas, ni de cuidar lo que hicieron nuestros abuelos. Esa impotencia es muy preocupante. Por ejemplo, durante mi infancia, Tucumán era "el jardín de la República": ahora voy para ahí y me pongo a llorar. No es que esté todo en pie y haya un problema con un edificio en particular, sino que cada vez queda menos patrimonio arquitectónico. La Casa Histórica es una réplica, salvo la sala de la Jura de la Independencia. Si no pudimos conservar esa vivienda tucumana o el Cabildo porteño, que son símbolos de nuestra identidad y memoria, mucho menos podemos aspirar a tener teatros.

- ¿Cómo le gustaría festejar el Bicentenario de 2016?

- Quisiera que, para entonces, haya una política para el patrimonio cultural. No digo que el Estado restaure y conserve, sino que tenga un organismo, una estructura y leyes adecuadas para proceder en el futuro. Eso ya me pondría contento. Pero todo indica que vamos a seguir a los ponchazos.

Comentarios