Se transforman y actúan como si estuvieran borrachos

Son como borrachos. El psiquiatra Oscar Fiorio comparó lo que genera una mujer en el cerebro del hombre con la embriaguez.

Para explicar mejor detalló que en la corteza del cerebro es donde se inhiben todos los estímulos emocionales. "Cuando bebemos alteramos esta función y nos desinhibimos. Sería lo mismo que ocurre al ver a una mujer bella: el sector prefrontal del cerebro no analiza las circunstancias en forma normal y como consecuencia se generan en la persona actitudes arriesgadas", explicó.

Además, Fiorio precisó que la ansiedad tiene un papel protagónico cuando una mujer atractiva provoca un "cortocircuito" en el cerebro masculino. "Ante esto aumenta su ansiedad, y esto puede derivar en dos mecanismos: la desinhibición o la evitación", describe el experto. Otros mecanismos que se activan cuando un hombre ve a una mujer que le resulta atractiva son, según Fiorio, cambios fisiológicos como los que generan sudoración y la alteración de las pulsaciones. En estos casos no hay distinción de géneros: son cosas que les pasan a las mujeres y a los hombres ante alguien que les gusta.

Una mujer es capaz de hacerles actuar impulsivamente y basta una fotografía para manipular sus centros cerebrales de decisión, de acuerdo a otra investigación realizada por la Universidad McMaster, en Hamilton (Canadá). Para el estudio seleccionaron a 200 estudiantes de psicología, hombres y mujeres, a quienes mostraron varias fotografías de personas del sexo opuesto (algunos de ellos considerados atractivos y otros, normales) así como de varios modelos de coches. Después, se les dio la oportunidad de decidir entre recibir un cheque de unos 20 o 30 euros en el momento, o esperar a recibir uno mayor (entre 50 y 75 euros) en el futuro, dentro de un período que oscilaba de los dos a los 264 días. Los resultados fueron claros: los hombres que habían visto las fotografías de mujeres atractivas optaban sin duda por la recompensa inmediata, desechando la oportunidad de ganar más dinero dentro de algún tiempo. Una decisión irracional que contrastaba con la racionalidad femenina, inalterable incluso después de haber visto fotografías de hombres atractivos.