A 15 años de la "Tragedia del Sollunko"

A 15 años de la "Tragedia del Sollunko"

El domingo 22 de enero de 1995, un alud de nieve truncó la vida de ocho tucumanos en Perú.

RECUERDO. El grupo se fotografió en la Puerta del Sol. ARCHIVO LA GACETA RECUERDO. El grupo se fotografió en la Puerta del Sol. ARCHIVO LA GACETA
26 Enero 2010
Una expedición de 12 montañistas tucumanos había desaparecido en las inmediaciones del Sollunko, el más imponente de los cerros enclavados en la cordillera central de Perú, en Cuzco.

Era domingo 22 de enero de 1995, hace ya 15 años. Tres días días después, las autoridades peruanas confirmaban al gobierno de Tucumán lo que toda la sociedad temía: que una avalancha de nieve había truncado la vida de ocho montañistas del colegio Montserrat cuando descendían de la cumbre del Sollunko, mientras que otros cuatro habían logrado sobrevivir. La desgarradora noticia enlutó a la provincia y al país.

Las víctimas de aquel accidente, más conocido como "La tragedia del Perú" o "La tragedia del Sollunko". "Si tengo que morir voy a morir escalando, porque esa es mi pasión", había repetido a sus amigos el guía del grupo de escaladores Sergio Rodríguez.

Su vaticinio se cumplió aquel fatídico 22 de enero, cuando a las dos de la tarde (16 hora argentina) una avalancha de toneladas de nieve sepultó, en medio de la densa niebla y del viento frío, a Rodríguez (de 26 años), a los profesores Cristian Rivero, de 25 y Pablo Palavecino, de 23; a los jóvenes Adriana Rodríguez, de 19, Mariana Lara, de 18, Silvana Alvarez, de 17 y a los adolescentes José María Sánchez, de 15 y Andrés Rodríguez, de 14.

Los restantes miembros de la expedición, el preceptor Gabriel Bazán, que por entonces tenía 32 años, Eneas Toranzo Rossi 16 y Teresa Robles 14 se salvaron, porque sufrían un cuadro de bronquitis y habían decidido quedarse en un campamento base.

El hermano de Eneas, Pablo Toranzo Rossi, de 17 años, fue el único de los que hicieron cumbre que se salvó milagrosamente al quedar enganchado en una roca. Fue el único que vio cómo la nieve sepultaba a sus compañeros, tras haberse cortado la soga que los mantenía unidos en el descenso, y quien narró luego a LA GACETA paso a paso lo sucedido. LA GACETA

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