Un sistema que da de comer a 150 grupos

Un sistema que da de comer a 150 grupos

Funcionarias del área social dijeron que las cocinas comunitarias trascienden lo alimentario.

DEFENSA. Mirkin, González y Nacher (desde la derecha) elogian las cocinas. LA GACETA / FRANCO VERA DEFENSA. Mirkin, González y Nacher (desde la derecha) elogian las cocinas. LA GACETA / FRANCO VERA
16 Enero 2010
Unas 150 familias tucumanas, que contienen a casi un millar de personas, se alimentan a partir del proyecto estatal de las cocinas comunitarias. Actualmente, en Tucumán funcionan 15 de estos centros, cuya diferencia central con los comedores, según explican las responsables del área gubernamental, es que en las cocinas, las personas preparan la comida y se van a almorzar en la casa, con la familia.

En diálogo con LA GACETA, la ministra de Desarrollo Social, Beatriz Mirkin; la secretaria de Políticas Sociales, Gabriela González, y la directora de Políticas Alimentarias, Carolina Nacher, destacaron el valor las cocinas comunitarias, no sólo desde porque resuelven los problemas alimentarios sino también porque estos proyectos nacieron dirigidos a cambiar una situación cultural.

"Se trabaja fuerte en lazos entre padres e hijos, en la importancia de comer juntos, se habla del alimento no sólo como la cantidad de vitaminas, proteínas y minerales, sino todo lo que significa el almorzar, el comer, el compartir la mesa. Por eso estamos haciendo que la gente adquiera otra forma de ayuda, que es más propia y que fortalece también la familia, como son las cocinas comunitarias. Esa reconversión que intentamos no es sencilla, porque no es sólo económica, sino también cultural: se aleja del comedor comunitario y se acerca a la mesa familiar", dijo González.

Según coincidieron las funcionarias, esta metodología trasciende la cuestión de lo estrictamente alimentario. "Eso, podríamos decir, es casi secundario. La cocina comunitaria termina siendo mucho más que la respuesta al tema de la comida. Al poco tiempo de empezar a trabajar, se termina convirtiendo en un grupo de apoyo entre las mamás", explicó Nacher.

Mirkin también hizo hincapié en el carácter solidario que se manifiesta en esos grupos. "Se nota en las reuniones de capacitación que se hicieron por zonas. Organizan reuniones más sociales y cada mamá conoce lo que le pasa a la otra", afirmó. Las funcionarias explicaron que el equipo de capacitación asiste al personal de las cocinas comunitarias en lo que atañe al menú del día, pero también en lo que respecta a los distintos hábitos que hacen a la vida en familia.

Pero la voluntad de las funcionarias no se agota, según dijeron, en la cocina comunitaria como tal.

"Vinculamos este programa con la Dirección de Economía Social, y ya hay tres grupos en los cuales que están llevando adelante ocho proyectos productivos. La idea es que las madres puedan conseguir más recursos y mejorar la prestación de la cocina o llevar dinero a sus hogares", manifestó Nacher.

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