16 Enero 2010
ECOLOGIA.- Entre las comidas que elaboran en la cocina comunitaria, se destacan las pizzas caseras y los fideos amasados. "Como tenemos el horno, que no consume mucha leña, también hacemos empanadas", explicó Ramona Leguizamón, una de las trabajadoras del lugar. La madera, agregó, la obtienen de un aserradero que está ubicado en las inmediaciones del barrio.
LAS MUJERES MANDAN.- En la cocina, Francisco Corso es el encargado de comprar la mercadería y trasladarla hasta la casa del pasaje Lima al 2.900, en el barrio Juan Luis Nougués. "Paco" sabe que el mínimo error acarreará una lluvia de retos por parte de las mujeres. "No me dejan ni respirar", dijo el único varón que estaba en la cocina.
"LE DEBO EL VUELTO".- Antes de retirar su comida, don Tomás Solís, de 84 años, paga con un billete de $ 5. Francisco Corso anota en un pequeño cuaderno y, como no tiene para darle el vuelto, lo deja a cuenta. "Anótelo para mañana", dijo don Tomás, quien, según explicaron las cocineras, donó una sidra para recibir el nuevo año.
MAS FACIL.- Carmen Naranjo (39) vive con sus cuatro hijos y destaca las bondades del sistema de cocina comunitaria. "Si no fuera por esto, todo sería más difícil porque, por día, una gasta entre $ 20 y $ 30 para cocinar. ¿Dónde vas a comer tan rico por $ 2?", preguntó doña Carmen.
LA MAS NUEVA.- Fátima Jerez (30) es la más joven de las cocineras, no sólo por edad, sino también porque lleva un año colaborando en ese lugar. "Antes venía a retirar la copa de leche. Después me incorporé a la cocina para ayudar. Es que somos seis personas en mi familia y la situación económica está, cada vez, más difícil", afirmó.
LAS MUJERES MANDAN.- En la cocina, Francisco Corso es el encargado de comprar la mercadería y trasladarla hasta la casa del pasaje Lima al 2.900, en el barrio Juan Luis Nougués. "Paco" sabe que el mínimo error acarreará una lluvia de retos por parte de las mujeres. "No me dejan ni respirar", dijo el único varón que estaba en la cocina.
"LE DEBO EL VUELTO".- Antes de retirar su comida, don Tomás Solís, de 84 años, paga con un billete de $ 5. Francisco Corso anota en un pequeño cuaderno y, como no tiene para darle el vuelto, lo deja a cuenta. "Anótelo para mañana", dijo don Tomás, quien, según explicaron las cocineras, donó una sidra para recibir el nuevo año.
MAS FACIL.- Carmen Naranjo (39) vive con sus cuatro hijos y destaca las bondades del sistema de cocina comunitaria. "Si no fuera por esto, todo sería más difícil porque, por día, una gasta entre $ 20 y $ 30 para cocinar. ¿Dónde vas a comer tan rico por $ 2?", preguntó doña Carmen.
LA MAS NUEVA.- Fátima Jerez (30) es la más joven de las cocineras, no sólo por edad, sino también porque lleva un año colaborando en ese lugar. "Antes venía a retirar la copa de leche. Después me incorporé a la cocina para ayudar. Es que somos seis personas en mi familia y la situación económica está, cada vez, más difícil", afirmó.
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