¿El fin de la ficción televisiva?

¿El fin de la ficción televisiva?

Punto de vista. Por Gustavo Martínez Pandiani - Decano de la Universidad del Salvador.

22 Julio 2007
En la última década, la televisión argentina ha visto pasar fugazmente por su pantalla una gran cantidad de programas de ficción. Lamentablemente para los espectadores, dichos productos resultaron ser tan diversos como efímeros. Día a día se reducen las oportunidades viables para que el arte dramático, e incluso la comedia, ocupen horarios centrales en el medio local.
Desde la impactante irrupción de los reality shows, pareciera que la pequeña pantalla no quiere mostrar actores actuando, sino más bien actores “haciendo de sí mismos”. Como si el lugar que la TV tiene reservado para los intérpretes fuera el de exhibir su propia intimidad, sus miserias y bajos instintos.
Dado que el género televisivo de los “realities” muestra lo que le ocurre a personas reales (sean ellos ignotos o famosos), las emisiones que narran historias de personajes ficticios, compuestos por actores profesionales, han quedado seriamente relegadas. De acuerdo con la pragmática lógica audiovisual, el “realismo” vende más que la “ficción”. Y, a la hora de medir los resultados, el rating es el único termómetro que cuenta.
Así, el imperio de la “telerrealidad”, entendida ella como la mera exhibición de desvaríos cotidianos protagonizados por gente de carne y hueso, ha empujado al sublime mundo de la actuación al arcón de los recuerdos. Y ésta es una pésima noticia. No en vano, hace algunos años, los actores vernáculos salieron a las calles a gritar “somos actores, queremos actuar”.
Pero, ¿qué es lo que verdaderamente se están perdiendo los telespectadores al eliminarse la ficción de la TV? Lo principal es la belleza narrativa del género. Ello es, la riqueza conceptual de una historia bien contada en tiempo y espacio, los personajes bien construidos y la contundencia metafórica del pacto ficcional establecido con la audiencia.
Sucede que, sea cual fuera el subgénero determinado (policial, novelesco, fantástico, de terror, etcétera), la ficción exige un público pensante y con capacidad de abstracción. Personas dispuestas a utilizar el valioso recurso de la imaginación para interpretar gestos y signos, sin someterse a la grotesca dictadura de la obviedad.
En definitiva, sería saludable para la sociedad -en especial para los más jóvenes- que la televisión argentina recupere espacios de privilegio para la ficción. A lo largo de la historia, el arte de la actuación ha sido un vehículo sumamente relevante en el desarrollo cultural de los pueblos. Como dijera años atrás una conocida actriz en plena entrega del máximo premio de la TV: “Aguante la ficción”.

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