Los bloques regionales en crisis

Los bloques regionales en crisis

La creciente disputa entre los países que integran el Mercosur y la Comunidad Andina pone en riesgo la Unión Sudamericana.

30 Abril 2006
Crisis parece ser la palabra más adecuada para definir lo que está sucediendo con la integración regional de América Latina. Después de 15 años de intentos por consolidar al Mercado Común del Sur (Mercosur), dos de sus principales Estado parte, Argentina y Brasil, refuerzan sus lazos comerciales, pero no pueden evitar que los otros dos (Uruguay y Paraguay) observen, día tras día, que el Mercosur ya no les sirve, como lo dijo públicamente el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, luego de que los socios mayoritarios, más Venezuela, suscribieron acuerdos energéticos. Vázquez, además, presionó a sus pares de la región, para que México -un aliado norteamericano en el Nafta- ingrese al Mercosur.
Las diferencias entre los países miembro también están marcadas por las disputas entre la Argentina y Uruguay, por la instalación de dos plantas de celulosa sobre la costa uruguaya del río limítrofe. Desde el Gobierno, el subsecretario de Integración Económica, Eduardo Sigal, trató de restarles dramatismo a los desencuentros. “Según la Argentina, la crisis que atraviesa el Mercosur es una tormenta pasajera, que tiene sus causas profundas, pero que es totalmente superable”, dijo a la agencia oficial Télam. Acotó que es una falacia pensar que el conflicto regional obedezca al caso papeleras.
Las aguas también se presentan turbulentas en la Comunidad Andina de Naciones (CAN). El giro ideológico que tomaron algunos países de ese sub-bloque, contrarios a los proyectos de Estados Unidos de crear el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), terminó con el posible alejamiento de Venezuela, anunciado por Hugo Chávez, quien generó malestar entre sus pares de la región por sus constantes intromisiones en el escenario político sudamericano. El boliviano Evo Morales podría seguir los pasos de Chávez, mientras Perú, Ecuador y Colombia -que avanzan con acuerdos de libre comercio con EE UU-, pusieron el grito en el cielo al confirmar las intenciones del bolivariano.
En La Habana, el cubano Fidel Castro, Morales y Chávez firmaron el tratado de comercio que impulsa la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA). Esa alianza contempla la integración energética, la cooperación económica, el fomento de capitales iberoamericanos y la defensa de la identidad de los pueblos, según reproduce la agencia DPA. Críticos de las políticas de George W. Bush, los tres países, además, rubricaron el Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP).
Con estas alianzas de políticas antiliberales y con los enfrentamientos entre socios mayores y menores en los mercados regionales, el subcontinente se encuentra partido: de un lado están Venezuela, Argentina, Bolivia y Brasil; del otro, Uruguay, Perú, Colombia y Ecuador. Paraguay espera ver cómo evoluciona el Mercosur, mientras que Chile mantiene su rol independiente, y que le dio buenos resultados, como lo marcan sus indicadores socioeconómicos. Todas estas situaciones en la región alejan la posibilidad de concretar el viejo sueño de la Unión Sudamericana. Esa alianza, entre el Mercosur y la CAN, fue impulsada el 9 de diciembre de 2004, por una decena de presidentes que se reunieron en Pampa de Quinua (Perú), el mismo día y el mismo sitio donde se libró la Batalla de Ayacucho -último gran combate contra los ejércitos realistas españoles-, dice un cable de la agencia NA.
Con todo esto, va camino al fracaso la “Patria Grande”, que fue promocionada como el tercer bloque económico mundial, después de la Unión Europea y del Nafta.

Los socios
Los cuatro países fundadores del Mercosur son considerados como Estados parte. Con el tiempo se fueron integrando otros como Estados asociados.  Entre estos figuran Chile (desde 1996), Bolivia (1997), Perú (2003), Colombia, Ecuador y la República Bolivariana de Venezuela (todos se integraron a partir de  2004).

Comunidad andina de naciones
Es una organización subregional con personería jurídica internacional, que se estableció con zona de libre comercio . La CAN está conformada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, desde 1969, cuando se rubricó el Acuerdo de Cartagena, también conocido como Pacto Andino. La CAN inició sus actividades formales en agosto de 1997 con el fin de promover su proyección internacional y fortalecer todo tipo de acciones que tiendan a promover el proceso de integración.

Alternativa bolivariana para las Americas
La ALBA fue pensado como un modelo regional para hacer frente a la influencia de  los acuerdos del Area de Libre Comercio (ALCA), promovidos por los Estados Unidos. En este sub-bloque se inscriben Cuba, con Fidel Castro, Venezuela, con Hugo Chávez, y  Bolivia, gobernada por Evo Morales. Estas tres naciones promueven una alternativa económica y política basado en un Tratado de Comercio de los Pueblos.  La ALBA fija mecanismos que permitan generar ventajas cooperativas entre las naciones que la integran con el fin de compensar las asimetrías existentes entre los países del hemisferio. Su conformación puso en riesgo a la CAN, ya que Venezuela anunció su alejamiento de aquel bloque regional y es posible que Bolivia siga el mismo camino, tras su ingreso a la ALBA. 

PUNTO DE VISTA
Entre pulseadas y forcejeos de los países, se desmorona la integración económica
Por Emilio J. Cárdenas - Ex embajador de la Argentina ante las organizaciones de las Naciones Unidas (ONU)
D e pronto, los principales acuerdos de integración latinoamericanos parecieran estar desmoronándose, poco a poco.
En efecto, el Mercosur, según el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, ya “no sirve”. Paraguay, menos abierto a la hora de la crítica, aprueba no obstante esa dura afirmación. Ambos países se acercan ahora a los Estados Unidos en busca de oportunidades comerciales que el Mercosur no les ha brindado. Argentina y Brasil, en cambio, se esfuerzan por tratar de encontrar el rumbo que asegure la supervivencia del mercado regional. Pero, curiosamente, sin abrirle las puertas a México, que procura ingresar. Algo parecido ocurre también con la Comunidad Andina que, tan pronto Colombia y Perú cerraron acuerdos con EE UU, fue abandonada por una vociferante Venezuela.
Alarmado, Evo Morales está pidiendo la rápida mediación de Brasil, para evitar lo que luce como el debilitamiento, sino la disolución del pacto comercial andino. Pero, mientras tanto Bolivia suscribe, en La Habana, un extraño “Tratado de Comercio de los Pueblos” con Venezuela y Cuba con arancel cero para Bolivia, negociado entre gallos y medianoche. Para muchos, el tratado tiene intenciones geopolíticas, que apuntan a dividir y así tratar de hacer naufragar las iniciativas comerciales de EE UU en la región. Más discreto -y mucho más exitoso- Chile sigue apostando fuerte a la libertad comercial. Con todos y, sobre todos, porque sabe que esa receta es una de las claves de su fuerte crecimiento. 
América Latina parece entonces haberse fracturado entre quienes, como Chile, creen que el camino del crecimiento pasa por la multiplicación de actividades y oportunidades que generan los acuerdos de libre comercio y quienes, como Hugo Chávez, creen que la región debiera cerrarse sobre si misma y no suscribir tratados de libre comercio con países de “extra muros”.
Entre los primeros están ahora no sólo Chile, sino también México, Centro América, República Dominicana, Colombia, Perú y, eventualmente, Ecuador. Quizás muy pronto también Paraguay y Uruguay. Entre los segundos, en cambio, aparece un terceto conformado por Bolivia, Cuba, y Venezuela, con el bolivariano aferrado al timón. Argentina y Brasil parecen, en esto, casi desorientados, mientras el Mercosur se debilita y la CAN se resquebraja. Lo cierto es que ambos países creen que la urgencia pasa más bien por avanzar en las trabajosas negociaciones comerciales que están en marcha a nivel de la OMC.
El cuadro es -lamentablemente- uno de desencuentros, de pulseadas y forcejeos, y no uno de unidad. Mal que nos pese, presumiblemente porque está claro que en nuestra región hay dos concepciones disímiles acerca de cómo deben estructurarse las relaciones comerciales de sus países con el mundo que efectivamente nos rodea, aunque algunos actúen como si ello no fuera realmente así. (Especial para LA GACETA)

El Mercosur agoniza, mientras la alianza entre la Argentina y Brasil se consolida
Por Fabián Calle - Analista internacional-docente de las Universidades Católica y Torcuato di Tella
D esde la devaluación de la moneda de Brasil en 1999 y el posterior colapso de la convertibilidad en la Argentina, se habla de la crisis del Mercosur que nuclea a los dos grandes del Cono Sur más Uruguay y Paraguay.
Luego de varias controversias, fundadas en trabas comerciales o subsidios a la inversión, los presidentes Néstor Kirchner y Lula da Silva encauzaron las relaciones y los mecanismos para enfrentar esos temas. El primer lustro de este siglo se vio acompañado por un creciente debate entre los socios más chicos del Mercosur por la conveniencia de alentar un mayor acercamiento económico con EE UU. Hoy, en Montevideo y en Asunción se habla de la crisis del mercado regional. Pocas dudas cabe de que el Mercosur nació con un serio déficit institucional, motivado por la no voluntad de Brasil de ver limitados sus márgenes de maniobra. Por el lado argentino, durante muchos años imperó una visión economicista y cortoplacista del Mercosur. 
La decisión de Paraguay, en 2005, de reforzar los lazos de seguridad con EE UU y la crisis por las papeleras entre la Argentina y Uruguay, terminaron de armar un cuadro de situación que hoy aparece como el comienzo del fin del Mercosur y el inicio de una supuesta nueva época de reconfiguración de alianzas. Es probable que los dos socios más chicos busquen formas de reforzar sus lazos con EE UU. Esto por lo que parece ser una consolidación de la relación estratégica entre Brasil y la Argentina. Otro factor a tomar en cuenta es el rol de Venezuela con sus barriles a más de U$S 70 y la consolidación del poder político de Hugo Chávez en el Cono Sur. Tanto Lula como Kirchner parecen tener una visión bastante pragmática de este vínculo con Caracas. El progresivo ingreso de un tercer actor de un tamaño significativo (Venezuela) al Mercosur disminuye el rol de los socios menores y altera la lógica bipolar que generaba los pesos de la Argentina y Brasil.
Estos países deberían hacer un esfuerzo para seguir paliando las limitaciones institucionales del Mercosur, dar respuesta a algunos de los reclamos viables de Uruguay y Paraguay y buscar mayores grados de estabilidad e integración regional. En los últimos tiempos, Buenos Aires y Brasilia han logrado crecimiento económico, reducción de la deuda externa, aumento de las reservas y una postura casi homogénea para negociar un eventual ALCA y en la Ronda Doha de la OMC. No obstante y, apelando al crudo realismo de las Relaciones Internacionales, la verdadera prioridad estratégica es preservar y consolidar la alianza estratégica entre Argentina y Brasil. Y mostrar a Chávez y a los EE UU las ventajas políticas y materiales de actitudes más moderadas.
De otra forma, podríamos terminar con el gasoducto trinacional y multimillonario dentro de los “blancos” expuestos en los planes de contingencia del Pentágono contra Chávez. No es una tarea fácil, pero nadie dijo que integrarse y cooperar lo fuera.(Especial para LA GACETA)

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